La dulzura y la amargura (de la vida)
Bogeria a la pastisseria (TV3) repite siempre el mismo esquema: el encargo extravagante de alguien que conoce el trabajo del pastelero Cristian Escribà y de su equipo y el seguimiento de la preparación hasta la explosión final de sorpresa. En la práctica, el programa no es lo bastante meticuloso para mostrarnos la metodología pastelera. Moviéndose en torno al vigor creativo de Escribà, se acaba convirtiendo en un show de culto a la personalidad y, de un modo tangencial, en el retrato de una Barcelona de relaciones hoteleras moderadamente endogámicas. Generacionalmente, Escribà conecta con los círculos concéntricos de la industria de la gastronomía y del entretenimiento postolímpico. El chocolate es el ingrediente estrella y se aplica a situaciones románticas (la habitación de una pareja en la que él le pide a ella para casarse), homenajes familiares (a Josep Maria Kao, propietario del restaurante Shanghai), causas solidarias corporativas (La Marató de TV3), muestras de amistad (El Bulli) o movidas más universales como la preparación de una tarta que presida un encuentro de fanáticos de Star wars. Siguiendo esta lógica, es fácil prever que en próximos capítulos aparezca algún cliente que le encargue a Escribà un ataúd de chocolate. EL ENCANTO DE LOS INFIELES. El motor argumental de muchas series sigue siendo el adulterio. Se trata de un fenómeno que va más allá de épocas y clases sociales y que justifica intrigas cómicas, dramáticas y tragicómicas. En la tercera temporada de The affair, los protagonistas adúlteros intentan mantener cierta dignidad argumental. Pero por desgracia hace tiempo que, al igual que los guionistas, andan perdidos por unas tramas que sólo sirven para alargar la agonía del éxito de las temporadas anteriores y, de paso, despilfarrarlo. En cambio, la producción británica Apple tree yard promete y engancha. Adulterio entre personas maduras y bien situadas que no se limita a acumular el riesgo y el morbo de lo prohibido, sino que incluye una trama paralela relacionada con un asesinato y una violación. Los actores protagonistas son una garantía: Emily Watson y Ben Chaplin, igual que la complejidad psicológica de las situaciones. El riesgo de alargarse y perderse, como le pasa a la malograda The affair, es menor porque, en principio, se trata de una miniserie de cuatro capítulos. ‘SLOW FICTION’. Más delicias británicas: segunda temporada de Unforgotten. ¡Cómo me gusta esta serie! Su peculiaridad radica en que cada temporada explica la investigación de un caso criminal que lleva décadas cerrado. La reconstrucción es minuciosa, casi arqueológica, y el equipo de investigadores alterna los avances, sabiamente administrados, y las interferencias de la vida privada. Poco adecuada para amantes de la adrenalina, la impaciencia y la espectacularidad porque sí, Unforgotten pertenece a una categoría narrativa que encuentra en la lentitud su máxima garantía de calidad. Y, una vez más, la solidez de los actores vuelve a resultar decisiva para mantener el interés del espectador.
El chocolate es el ingrediente estrella y se aplica a todo tipo de situaciones y de encargos