Hecatombe total en el Palau
Un Barça desesperante pierde ante el colista Galatasaray, que no había ganado fuera
Lesiones, decepciones, demasiados fichajes y derrotas, muchas derrotas. La temporada 2016-2017 está siendo para el baloncesto blaugrana una espiral de noticias negativas, la última materializada con la sanción económica impuesta a la plantilla, una decisión muy poco frecuente y al mismo tiempo tan extraña como incomprensible a una semana del inicio de la Copa del Rey, un torneo al que el equipo necesita agarrarse para reconducir su lamentable trayectoria. Hasta Luis Enrique calificó de “curiosa” la situación creada, aunque como es lógico no entró en más análisis en una parcela que no le compete.
En este escenario tan complejo recibió ayer el Barcelona Lassa al colista de la Euroliga, el Galatasaray, que todavía no había vencido a domicilio. ¿Y dónde lo hizo? Claro, en el Palau Blaugrana ante un Barcelona Lassa que parece no tocar fondo a pesar de encadenar desilusiones sonrojantes. Ya en Turquía vencieron por 78-64 y ayer repitieron la gesta por 62-69, aunque sería injusto calificar como tal la victoria porque la oposición que presenta este Barça es simplemente nula. El nuevo traspié condena definitivamente a los blaugrana, a pesar de que aún faltan ocho jornadas para que concluya la liguilla de la Euroliga. Pero resulta una utopía pensar ahora, después de todo lo visto, que este equipo reaccionará y podrá entrar en los playoffs.
La respuesta del Palau fue más o menos la de siempre, es decir, buena si nos atenemos a las circunstancias que rodean al equipo azulgrana. Entusiasta incluso en el principio del partido cuando los blaugrana cogieron muy pronto una ventaja amplia (9-2) y más nerviosa a continuación cuando los jugadores de Bartzokas encajaron un parcial de 0-7 al quedarse sin anotar algo más de cuatro minutos. Pero sólo en los segundos finales, cuando el triunfo visitante era evidente, las gradas volvieron a llenarse de pañuelos blancos y silbidos al igual que había sucedido ante el Baskonia. Hasta que llegó ese momento, el apoyo de la afición catalana fue incondicional.
La estadística refleja perfectamente la magnitud del desconcierto catalán. Hasta 15 triples lanzó el Barça antes de que entrara el primero (Koponen), que precisamente sirvió para darle la vuelta al marcador porque el Galatasaray, de forma sorprendente, se había situado cuatro arriba (20-24) sin necesidad de hacer nada del otro mundo. Tan sólo sacaba provecho de los errores de un rival por momentos desquiciado. Un mate de Vezenkov –el mejor del primer tiempo con 10 puntos– y otro acierto lejano del finlandés permitieron al menos llegar al descanso por delante, eso sí con un marcador ridículo (28-26). En ese periodo se produjo también el debut de Munford, el nuevo refuerzo barcelonista, que intentó muchas cosas sin resultados positivos, aunque su responsabilidad en lo que está sucediendo es, lógicamente, nula. Por cierto, con tan poco tiempo que lleva en Barcelona, ¿le ha tocado también pagar la multa o ha recibido al menos un descuento?
Lo que vino a continuación fue espeluznante. Del 50-43 se pasó al 52-56 porque la defensa local era de broma. Los jugadores de Ataman lograron 24 puntos en el último cuarto y el Barça se fue llorando al vestuario. Qué triste.
NUEVA PAÑOLADA Después de animar durante todo el partido, la afición volvió a mostrar su enfado al final