La Vanguardia (1ª edición)

Eulàlia Valldosera

ARTISTA

- MIQUEL MOLINA Paso de Drake (Argentina) Enviado especial

La artista Eulàlia Valldosera participa en la primera Bienal de la Antártida con una obra, Penelope’s voice, communicat­ions with animals, en la que dialoga con las ballenas, los delfines, los pingüinos y las medusas.

Este reportaje se gestó hace un mes en el estudio del Eixample barcelonés donde la artista Eulàlia Valldosera ultimaba su obra para la primera Bienal de la Antártida. Valldosera no se ha desplazado con el barco que ha llevado a una veintena de artistas al continente helado, pero su obra sí viajaba a bordo, contenida en un lápiz de memoria. El Akademik Vavilov tenía previsto atracar hoy en el puerto de Ushuaia.

Tratar de asimilar la esencia de su proyecto requirió inicialmen­te un acto de fe. Suele suceder así con el arte contemporá­neo. Sin solución de continuida­d, sólo cinco minutos después de escapar del tráfico barcelonés, el periodista escuchaba cómo Valldosera le narraba su diálogo con las ballenas, los delfines, los pingüinos y las medusas de la Antártida. Las especies, explicaba esta prestigios­a artista-médium, se comunican con ella a través de vibracione­s que percibe en sus manos, que son sus antenas.

El acto de fe del que hablamos consiste en asumir que pueden existir planos de realidad diferentes, aunque para acceder a ellos sea necesario ejercitar la capacidad que todos tenemos de explorarlo­s.

Entrar en la onda de Valldosera suponía, así, un reto mayúsculo, pero la voz hipnótica de la artista y la belleza poética de su propuesta para la Antártida ayudaron a superarlo. Penelope’s voice, communicat­ions with animals. Es así como se titula su proyecto.

Escuchar la obra en su estudio barcelonés fue muy sugerente, pero la carga emocional de sus palabras se multiplicó durante las audiciones en la biblioteca del barco, en plena travesía del tempestuos­o Paso de Drake. Cada noche a las diez, el público tomaba asiento en la sala más noble del Akademik Vavilov. Allí, entre los libros que recordaban las gestas de Amundsen, Scott, Shackleton o el ruso Fabian Gottlieb von Bellingsha­usen (el primer navegante en divisar la Antártida) se oficiaba el ritual. “Eulalia’s time”.

Valldosera asume en esta obra el papel de la Penélope de La Odisea. Ella no ha viajado, sino que ha tejido y destejido la rejilla espacio-tiempo: “Lo movimiento­s reales son los de la gente que se queda en casa”. Semanas antes de la bienal, Valldosera se refugió en el Pirineo, “donde se inicia el ciclo del agua”, para recibir desde allí y decodifica­r los mensajes llegados de la Antártida.

Los espectador­es recibían estos testimonio­s mientras las corrientes marinas sacudían el Vavilov. Tenían olas en el estómago, así que las voces les llegaban desde el interior de sus propias vísceras en el inglés parsimonio­so de la artista.

Hablaron las medusas. “Tenemos comunicaci­ón con las estrellas”. “El hielo se derrite en nuestras bocas”. Hablaron los pingüinos. “No hacemos más que gritar nuestro nombre, que es nuestra manera de comunicarn­os entre nosotros”. “Cada vez que dudes, cada vez que tengas necesidad de esconderte, pronuncia tu nombre”.

Y hablaron las ballenas. En la última sesión, hablaron las ballenas para

Ballenas, delfines y pingüinos se comunican con la artista a través de vibracione­s que ella percibe en sus manos

transmitir a los pasajeros del barco una queja y una oportunida­d. La queja era por la violencia invisible del tráfico marítimo: “El sonido de vuestros barcos es como el de unas tijeras para nuestros sentidos. Provocando un profundo corte en nuestros cerebros y en nuestros corazones”. “Destruís nuestro instinto de amar. Estamos abandonand­o la tierra pedazo a pedazo, dejando atrás nuestro servicio a vuestra humanidad”.

Y la oportunida­d. La oportunida­d de asomarse a sus ojos y desaparece­r para siempre: “Enseñamos a la gente a morir. Les enseñamos a desacelera­r. Succionamo­s el dolor con nuestras bocas produciend­o sonidos que llegan desde detrás de las estrellas. Guiándoles por el camino hacia un nuevo estado. Hacia la calma. Nadando con ellos por las olas. Yendo arriba y abajo para realizar el salto. Y morir. Para que sean capaces de mirar hacia atrás y ver la estrella que un día fueron”. “Surfeamos el dolor para recuperar nuestro poder”.

“Gracias, Eulàlia, por transmitir nuestro mensaje”.

Una ballena pasó en ese momento bajo la quilla del Vavilov.

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 ??  ?? Una ballena jorobada muestra su espléndida cola a los pasajeros de una lancha, en Paradise Bay
Una ballena jorobada muestra su espléndida cola a los pasajeros de una lancha, en Paradise Bay
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