La Vanguardia (1ª edición)

Oscar Muñoz

DIR. EJECUTIVO UNITED AIRLINES

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

La compañía aérea United Airlines prohibió que unas adolescent­es subieran a un avión por vestir leggins. Las explicacio­nes sobre el tipo de billete que usaron las chicas no justifican una decisión discrimina­toria de este tipo.

En una sociedad tan complacien­te con los escotes de vértigo, el debate, que viene de lejos, se centra en la frontera de las partes inferiores del cuerpo femenino.

¿Los leggins son una amenaza pública a la decencia?, se plantearon algunos. Su uso saltó del yoga o los gimnasios a la moda de la calle. “Deberían ser ilegales”, respondió hace un par de años el legislador republican­o David Doc Moore, representa­nte en el Congreso del estado de Montana.

Al parecer, se puso nervioso al ver a una mujer vestida de esa guisa pedaleando por la ciudad de Missula. Ella hacía deporte y vestía deportivam­ente. Cuando se calmó, Moore llegó a plantear que se elaborara una ley contra “la exposición inmoral”.

El asunto leggins recobró este domingo toda su fuerza en Estados Unidos al trascender, vía Twitter, que United Airlines vetó en el aeropuerto de Denver el acceso a dos adolescent­es que tenían pasaje para volar a Minneapoli­s. Las pararon en la puerta de embarque. Les dijeron que su vestuario era inapropiad­o.

En época de burkinis o hiyabs, la cultura occidental, liberal en sus códigos de vestuario, también tiene su conflicto.

En ese aeropuerto, Shannon Watts (fundadora del grupo por el control de las armas Moms Demand Action) lanzó la noticia con una retahíla de micromensa­jes. Uno de los más elocuentes hacía referencia a una tercera damnificad­a. En otra puerta, según la testigo, la prohibició­n afectó a una niña “de unos diez años”.

Hubo discusión entre la madre y los empleados de la compañía. Al final, la madre cedió, le puso uno de sus vestidos a su hija y superó el examen del decoro. Watts aseguró que el padre lucía un pantalón corto, que le quedaba por encima de la rodilla, pero esta estampa no despertó sospechas.

Las redes sociales, que requieren poca chispa para tener un calentón, entraron a trapo en cuanto Watts puso en marcha su Twitter. El arrebato contra la compañía fue general, incluidas famosas como la actriz Patricia Arquette, que calificó el incidente de “terrible”, o la modelo Chrissy Teigen, cuyo comentario confirma la admiración que causa la zona pectoral: “La próxima vez (que vuele con United) me pondré tejanos y un pañuelo”.

La compañía emitió ayer un comunicado en el que confirmó y elogió la conducta de sus empleados. En su versión, United aseguró que si el pasajero paga su billete puede vestir como le parezca. Se entiende que vestir significa llevar algo puesto. Sin embargo, matizó que las dos jóvenes a las que se les impidió subir al avión disponían de un pasaje gratuito, de los que la empresa concede a empleados y familiares, que se vincula a unas normas diferentes de vestuario. Consideran que han de ofrecer “buena imagen”.

Las dos adolescent­es, una vez hallaron algo para cubrirse, accedieron a otro vuelo.

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KAMIL KRZACZYNSK­I / REUTERS Tras el alboroto, United se vio en la necesidad de precisar que sus pasajeros pueden vestir como quieran

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