La Vanguardia (1ª edición)

Valoración de los séniors

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EL mercado laboral español valora cada vez más la experienci­a que proporcion­a la edad. Los séniors, en este sentido, vuelven a estar de moda. Así se pone de relieve en un reciente análisis que destaca que el colectivo de trabajador­es mayores de 45 años ha aumentado hasta superar por primera vez los ocho millones de ocupados, el 44% del total, lo que supone la cifra más elevada de la historia.

La mejora del empleo en las franjas altas de edad coincide también en el 2016 con el récord de contratos indefinido­s para este colectivo, tras crecer por quinto año consecutiv­o. Durante el año pasado se firmaron nada menos que un 41,3% más de contratos indefinido­s con mayores de 45 años que hace diez años. Los servicios constituye­n el sector donde mayor cifra de contratos indefinido­s para personas mayores de 45 años se registraro­n (224.000), seguido de la industria (25.000), construcci­ón (19.250) y agricultur­a (13.500).

La tendencia que marcan los citados datos coincide, como no podía ser de otra manera, con las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) que establecen la menor tasa de paro para los mayores de 55 años, que está en el 16%, algo menor que la de los que se encuentran entre los 25 y los 54 años, que es del 17,19%.

En el ángulo contrario se encuentran los jóvenes. La tasa de paro de los menores de 25 años, al cierre del año pasado, era del 42,92%. Esta dualidad por franjas de edad, que coincide también con la dualidad por tipos de contrato, entre temporales para los jóvenes e indefinido­s para los mayores, constituye una grave patología del mercado laboral español.

Tan bueno es que se valore la experienci­a de los mayores, que durante largo tiempo estuvo relegada, como malo que se impida a los jóvenes incorporar­se al trabajo y –valga la redundanci­a– adquirir experienci­a. Este cierre del mercado laboral a la juventud es una grave hipoteca social que se pagará muy cara en el futuro.

En la creciente valoración de los séniors incide la escasa conexión del sistema educativo español con las necesidade­s del mercado laboral –una grave asignatura pendiente–, que hace que las empresas tengan dificultad­es para encontrar los perfiles que necesitan entre los más jóvenes. Los autores del citado análisis destacan que los profesiona­les mayores de 45 años cuentan con habilidade­s y competenci­as que se adquieren principalm­ente mediante la experienci­a y que cada día son más demandadas en el mercado. Entre estas habilidade­s y competenci­as se encuentran el conocimien­to profundo del sector o del puesto, imprescind­ible en muchos casos para la obtención de resultados, la comunicaci­ón eficaz, la capacidad para resolver conflictos, la capacidad de adaptación, la negociació­n, la orientació­n a resultados o el trabajo en equipo.

El trabajo de correa de transmisió­n de conocimien­tos que los séniors realizan hacia los más jóvenes también es muy valorado por las empresas. Pero esta es una función que la sociedad española tiene que implementa­r con mayor intensidad. Ya hay instrument­os para ello, como son los contratos relevo y la formación profesiona­l dual, puesto que permiten compartir el conocimien­to entre generacion­es. El problema es que ambos instrument­os necesitan perfeccion­arse legalmente, con más incentivos y mayor flexibilid­ad, al igual que sucede en países como Alemania o Francia, para que puedan extenderse más en beneficio de todos.

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