El milagro de la bici plegable
Conversamos con Koos Kroon, empresario y distribuidor de Brompton en España y Portugal
3edaleó en bicicleta desde Ámsterdam (Holanda), su ciudad, hasta Barcelona. Fue en 1996, y aquí se encontró con una realidad muy distinta a la que estaba acostumbrado en su país. “Yo trabajaba en Rotterdam y cogía la bici para ir a la estación. Eso ahí es muy común. O para ir de compras: no coges el coche para eso. Los niños, para ir a la escuela, si es que no van caminando, van en bici”, explica Koos Kroon, empresario y distribuidor en España y Portugal de las bicicletas plegables Brompton, una marca que ha revolucionado el concepto de ciclismo urbano.
Aquí los hábitos eran otros. “Pero me dije: ‘¿por qué no?’; ¡si Barcelona es una ciudad muy llana y el clima es mucho mejor que el de Ámsterdam!”.
Antes había que solucionar un pequeño problema: la falta de espacio. “Si todos los miembros de una familia tienen bicicletas normales, estas acaban ocupando una habitación entera. Pero la plegable no daba esos problemas”, recuerda. Cinco años después, en 2001, Kroon había abierto su primera tienda en la capital catalana, en Gràcia, un barrio que invita a pedalear. “Ya entonces entendíamos que la bici no era un juguete, sino un medio de transporte. Vendíamos plegables, material para cicloturismo, bicis reclinadas... Tuvimos éxito: en tres o cuatro meses ya teníamos bastantes ventas”.
“Empecé como importador y comerciante porque no había otra opción: las marcas que conocía y utilizaba no tenían representación en España. Ahora, con Brompton, somos el quinto país del mundo en ventas. Vendemos unas 3.000 bicicletas al año en España y Portugal, un mercado en el que hemos entrado el año pasado. Hay unas 20.000 Brompton circulando por Barcelona. Nuestra facturación, que es de unos 3 millones de euros anuales, es básicamente Brompton”, añade.
Unas 120 tiendas venden su material en la Península. Y son establecimientos de perfiles diversos: “Hace poco, hemos llegado a un acuerdo con El Corte Inglés de Madrid, que nos permitirá llegar a un público que normalmente no va a tiendas de bicicletas. Aquí tenemos bastante potencial de crecimiento”.
Cuando se le pregunta acerca del futuro del sector, lo ve con optimismo. “Cuando llegué a Gràcia, estaba la tienda de Orbea. Y ya. Hoy hay 15 o 20 establecimientos en el barrio. La competencia es más dura, pero el número de usuarios crece. Nosotros tenemos un público fiel a la marca, pero, si ahora hay un 2% o un 3% de gente que va en bici, nos falta el resto. El 50% de las personas son clientes potenciales directos”, mantiene.
“En Barcelona había un problema: la falta de espacio. Y la plegable lo solucionó”