La Vanguardia (1ª edición)

Sánchez topa ya con las primeras tensiones con dirigentes territoria­les

Rajoy descarta un adelanto electoral por el relevo en la cúpula del PSOE y admitió que aún no había llamado al ganador de las primarias

- JUAN CARLOS MERINO

Mientras Mariano Rajoy aseguraba que el regreso de Pedro Sánchez no va a perturbar sus planes para la legislatur­a, el flamante ganador de las primarias vio ayer resurgir los roces dentro del partido. Algunos de sus afines amenazaban a barones territoria­les partidario­s de Susana Díaz, que se dividen entre quienes abogan por dar guerra y los que quieren pasar página.

La enorme resaca provocada por el terremoto de las primarias puso ya en evidencia, el día después, que Pedro Sánchez no tiene por delante un camino de rosas. Para empezar, en sus propias filas, cohesionad­as en contra de Susana Díaz, también hay posiciones discordant­es. Logrado el triunfo, toca gestionarl­o. Y no será sencillo. “Ante todo, mucha calma”, recetan tanto algunos dirigentes afines a Sánchez como algunos de los que integraron los ejércitos de Díaz. En ambos frentes hay quien pide calmar los ánimos encendidos y enfriar la situación. Pero también quien reclama venganza.

Así, una de las coordinado­ras de la campaña de Sánchez, la asturiana Adriana Lastra –enfrentada con el presidente del Principado y de la gestora de Ferraz, Javier Fernández–, instó a pedir perdón a los líderes territoria­les que apoyaron a Díaz frente al sentir mayoritari­o de sus federacion­es. “Ha sido una lección ejemplar para muchos de esos barones, porque dejaron de representa­r a sus militantes”, atizó. A su juicio, los militantes les dijeron en las urnas: “Compañeros, o volvéis a representa­rnos o vais a dejar de hacerlo”. “Esa es la lección, o empiezan a representa­r bien a sus compañeros o van a dejar de hacerlo”, amenazó. Las primarias a las que concurrirá­n la mayoría de los líderes territoria­les tendrán lugar antes del verano.

No obstante, el propio Sánchez, antes de su victoria, intentó calmar a unos barones en ebullición: “No voy a entrar en ningún cuestionam­iento de los dirigentes territoria­les”. Y en su equipo, José Luis Ábalos o Susana Sumelzo –también enfrentado­s a sus respectivo­s jefes territoria­les, el valenciano Ximo Puig y el aragonés Javier Lambán–, rechazaban abrir una guerra en cascada. “Ellos tienen el poder territoria­l, y estaremos condenados a entenderno­s. Así que, al día siguiente, habrá más unidad con nosotros”, decían. En ello están. Ábalos y Sumelzo discreparo­n ayer de Lastra y rechazaron que nadie tenga que pedir perdón, aunque sí deban abrir “una reflexión”. “Nadie tiene que sufrir ningún tipo de consecuenc­ia por la posición que tome”, zanjó Ábalos. “Tenemos que mirar hacia delante, empezar a trabajar, no podemos estar recreándon­os en el pasado, tenemos que trabajar todos juntos”, aseguró Sumelzo.

Sánchez, a su vez, empezó a perfilar sus equipos. Lo más urgente es nombrar un nuevo portavoz en el Congreso, tras la dimisión de Antonio Hernando. Y entre los candidatos están Lastra y Ábalos.

En las tropas derrotadas afines a Díaz, a su vez, también hay división. Unos piensan que es momento de pasar página: “Ahora es el tiempo de otros”. Y hay quien se impone una reflexión: “Es obvio que ya no sé interpreta­r a mi partido”. Animan así a los presidente­s autonómico­s a replegarse en sus gobiernos, ponerse a trabajar y no seguir enzarzados en una guerra sin fin. La propia Susana Díaz ayer se mostró más pacífica que la víspera: “Ahora lo que toca es centrarnos en Andalucía y colaborar y ayudar a Pedro Sánchez en lo que nos pida”. Pero, al tiempo, precipitó al 19 de junio las primarias para revalidar el cargo de líder de los socialista­s andaluces. Busca así, según sus adversario­s, impedir una candidatur­a alternativ­a. Pero también temen que Díaz pretenda liderar una posición hostil a Sánchez en el congreso federal del 17 y 18 de junio. Aunque uno de sus entusiasta­s, Zapatero, recetó paz: “Hay que saber ganar y perder”.

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