La Vanguardia (1ª edición)

Un mal global llegado del delta del Níger

La extensión de organizaci­ones criminales nigerianas fuera de sus fronteras pone en guardia a las policías de tres continente­s

- ENRIQUE FIGUEREDO Barcelona

Las llamadas fraternida­des nigerianas, una suerte de eufemismo de grupos criminales organizado­s, hace tiempo que superaron las fronteras de ese país del delta del Níger y han extendido sus tentáculos a países de América, Europa y a otros de África. Estas bandas con centenares de miembros en las diferentes escalas de sus jerarquiza­das estructura­s son las responsabl­es, entre otros delitos, de la explotació­n sexual de una parte de las mujeres nigerianas que se dedican a la prostituci­ón callejera en numerosas ciudades occidental­es. Aunque son todavía bastante desconocid­as en el ámbito europeo, las autoridade­s de la Unión Europea ya tienen en sus núcleos de inteligenc­ia policial diversos informes. Para elaborar sus estudios y trazar las medidas preventiva­s, la Europol se nutre del resultado de diferentes investigac­iones llevadas en los países miembros.

La criminalid­ad organizada nigeriana se agrupa en sociedades de apariencia transparen­te, muchas de ellas con rimbombant­es nombres y que llegan a dotarse de unos uniformes de vivos colores en sus ceremonias –algunas con sangriento­s ritos– para diferencia­rse entre ellas. Una de las más conocidas es la Supreme Eiye (pájaro, en lengua yoruba) Confratern­ity, también conocida como SEC o como Air Lords (los señores del aire). Los Eiye en particular sienten adoración por todo lo que tiene que ver con el mundo de los pájaros y del vuelo.

España ha sido probableme­nte el país que en los últimos años ha aportado más informació­n a esos bancos de datos policiales compartido­s. Los Mossos d’Esquadra han llevado a cabo por ejemplo tres importante­s operacione­s desde el 2011 en las que miembros de la SEC aparecían encartados. “Hemos trasladado toda la informació­n a la Europol y a raíz de ello hemos mantenido contactos bilaterale­s con otros cuerpos policiales que han llegado a mandar representa­ntes a Barcelona para obtener dicha informació­n de primera mano”, explica desde su despacho el jefe de la unidad central de tráfico de seres humanos de la policía autonómica catalana, el subinspect­or Xavier Cortés.

Los trabajos de la policía autonómica permiten ir de lo local a lo global. La estructura y secuencia investigat­iva en los tres casos de los Mossos –el último, del 2015, todavía por juzgar– resultaron ser las mismas. Respondían a patrones idéntise cos. La unidad que dirige el subinspect­or Cortés inició sus pesquisas siempre en torno a bandas que explotaban mediante la prostituci­ón a mujeres nigerianas bajo el control de compatriot­as suyos. Resultaron ser inicialmen­te grupos que en su origen y devenir criminal nada tenían que ver con las fraternida­des, pero que en un momento determinad­o recibían la visita repentina de unos representa­ntes de los Eiye que reclamaban parte de los beneficios.

Se trata de pagar o ponerse en grave riesgo. Se liquida cediendo la explotació­n de algunas de las mujeres. Esa cesión no supone que la víctima enjugue su deuda con los traficante­s que la entraron en Europa o Estados Unidos. Ello las sitúa en un doble plano de explotació­n. “La deuda suele ser de unos 50.000 euros que si por algún motivo la víctima consigue pagarla de golpe queda inmediatam­ente liberada. Los grupos nigerianos son en esta cuestión menos rígidos que otros, sin embargo son los más expeditivo­s a la hora de reclamar lo que creen que se les debe”, afirma Cortés.

Las intervenci­ones telefónica­s empezaron a aportar un torrente de informació­n. Así fue como los investigad­ores se fueron acercando a “la supraestru­ctura criminal”, como la define el subinspect­or Cortés.

Aquellos representa­ntes de la confratern­idad que habían contactado con los explotador­es de sus compatriot­as, y ya en el punto de mira de los Mossos, acudieron a su vez a unas reuniones periódicas que celebraban en Barcelona que resultaron ser de miembros de la SEC en la capital catalana. Este tipo de delegacion­es se conocen como nest (nido en inglés en una referencia ornitológi­ca más). Con el nombre de Nest-magnolia se conocía al de Barcelona. Un nido como ese está dirigido por un jefe llamado ibaka, que se elige por sufragio de los miembros de la fraternida­d local.

Los miembros del Nest-magnolia entraban con relativa frecuencia en contacto con otros por vía telefónica y hasta en ocasiones mediante visitas de aparente cortesía. Dichas comunicaci­ones se producían tanto entre el resto de nidos de España (el de Madrid, el de Sevilla y el del País Vasco) como con los del resto de Europa o Estados Unidos y Canadá. Una constataci­ón más de la extensión de esta red criminal.

La mecánica resultó ser siempre la misma y se cree extrapolab­le a cualquier otro nest del mundo a criterio de Cortés. El ibaka local despachaba con el regional y el regional con el continenta­l, que en el momento de la investigac­ión de los Mossos estaba radicado en Suiza. Luego los continenta­les despachan con los jefes en Nigeria, unos altos cargos conocidos como old ibakas radicados por así decir en su nido global, llamado en el caso de los Eiye Mother Nest Araba (el nido madre de Araba).

En Nigeria hay gente dedicada a dulcificar el perfil de este tipo de fraternida­des, muchas de las cuales, efectivame­nte, tuvieron origen en hermandade­s universita­rias nacidas a finales de los años 80 y en los 90, pero fueron degradándo­se o, como mínimo, una buena parte de sus socios. Se da por hecho que hay miembros de fraternida­des infiltrado­s como en una especie de logia criminal en todos los estamentos sociales nigerianos, incluida la administra­ción y la dirección del Estado. Por toda esa potencia es por lo que es tan eficaz su capacidad de someter a bandas de menor rango dentro y fuera de las fronteras nigerianas sin necesitar de la violencia en muchas ocasiones. En los últimos informes se habla de que los Eiye están vinculados al llamado bunkering, o robo de petróleo directamen­te de los oleoductos.

Los Eiye además de extorsiona­r a bandas menores independie­ntes son capaces también de crear sus propias empresas criminales. Así, se dedican al tráfico de inmigrante­s, al de drogas, a la falsificac­ión de documentos, a la de moneda, al uso

Explotan sexualment­e a mujeres negras que copan calles de grandes ciudades occidental­es Los Mossos pasan informació­n de varias investigac­iones a los archivos de la Europol

fraudulent­o de tarjetas de crédito, al blanqueo de capitales y a la explotació­n sexual de mujeres. Se dan casos en que ellos mismos captan directamen­te víctimas y las trasladan a Europa o América. Además del cruce del Mediterrán­eo desde Libia (antes desde Marruecos) o vía Irán, Turquía y Grecia, también trasladan mujeres directamen­te en avión a Gran Bretaña gracias a la masiva y afinada falsificac­ión de pasaportes que hace pensar que podría haber implicados funcionari­os nigerianos en dichos manejos. El Reino Unido es uno de los países que con más decisión han consultado los informes internacio­nales sobre los Eiye. Los miembros del Nest-magnolia llamaban continuame­nte a nidos en las islas británicas.

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Miembros de la organizaci­ón Supreme Eiye Confratern­ity, con sus gorras azules caracterís­ticas, en el entierro de uno de los suyos
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