La Vanguardia (1ª edición)

Turquía abre el juicio a treinta y ocho generales golpistas

Máxima seguridad en una macrosala construida exprofeso en la cárcel

- Estambul. Correspons­al

En Turquía han cambiado las tornas y ya no son los militares quienes juzgan a civiles por sus actividade­s políticas, sino militares sediciosos quienes deben responder ante un tribunal civil. Nada menos que doscientos oficiales –entre ellos treinta y ocho generales– se sientan desde ayer en el banquillo, acusados de instigar y ejecutar el golpe de Estado del pasado 15 de julio, derrotado en la calle con un coste de 250 muertos y 2.735 heridos. La presunta cúpula golpista se completa con una docena de civiles, entre ellos, el presunto cabecilla de la trama, el predicador multimillo­nario Fethullah Gülen, que será juzgado en ausencia, puesto que el país que le brinda refugio desde 1999, EE.UU., no ha atendido la solicitud de extradició­n.

El juicio se celebra en una sala con capacidad para 1.600 personas construida ex profeso en la misma cárcel de las afueras de Ankara donde están confinados. Tras cerrar el espacio aéreo circundant­e, los acusados desfilaron ayer entre abucheos, fuertement­e custodiado­s y en aparente buen estado. Nada que ver con el aspecto amoratado con el que fueron exhibidos a los pocos días de la intentona. Singularme­nte Akin Öztürk, jefe del estado mayor del Aire hasta pocos meses antes del golpe. Así como el antiguo ayudante de campo del presidente Recep Tayyip Erdogan, o el hermano del vicepresid­ente de su partido, que solo fue relevado de su cargo anteayer.

Öztürk, el militar de mayor rango, está acusado de haber ordenado desde la base de Akinci el despegue de los 35 F-16 rebeldes y de los 37 helicópter­os que, entre otros objetivos, bombardear­on el parlamento. A esa misma base fue conducido el jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar, alguien muy interesado en el islam durante su juventud y padrino de boda de la hija de Erdogan. Segun él, le presionaro­n para que se uniera al golpe y le ofrecieron ponerle al teléfono con el imán Gülen.

Sin embargo, desde el momento en que millones de personas salieron a la calle en señal de repulsa en todas las ciudades de Turquía, el golpe estaba condenado, aunque moriría matando.

Según la exposición del fiscal, el jefe de la trama civil en Turquía sería el profesor de teología y declarado gülenista Adil Öksüz, que fue detenido pero después puesto en libertad, presuntame­nte por uno de los cientos de jueces fieles a Gülen, luego despedidos. La inteligenc­ia turca detectó que mientras estaba en fuga había recibido una llamada de la embajada estadounid­ense, “para informarle de que su visado había sido cancelado”. Cabe decir que la trama golpista se comunicaba con una app de encriptami­ento propia, Bylock.

Las revelacion­es del juicio pueden enrarecer aún más las ya tensas relaciones con EE.UU., donde Gülen recibe una fortuna en fondos estatales y federales por operar cientos de escuelas concertada­s, particular­mente en Texas.

El caso es que, pese a las evidencias que Ankara dice haber facilitado, EE.UU. no solo protege a Fehullah Gülen sino que The Washington Post le ofreció una tribuna autoexculp­atoria el mismo día en que el hombre al que presuntame­nte ordenó asesinar, el presidente Erdogan, aterrizaba en la capital estadounid­ense.

Sin embargo, en Turquía nadie tiene la menor duda de que Gülen está detrás de la conspiraci­ón y en todo caso recriminan a Erdogan que –por comunión de intereses– esperara hasta el 2013 para empezar a desbaratar su organizaci­ón.

El presunto organizado­r, Fethullah Gülen, refugiado en EE.UU., será juzgado en ausencia

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AP Un sospechoso de participar en el fallido golpe de Estado es conducido ante el tribunal en Ankara

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