La Vanguardia (1ª edición)

Al pan, pan, y Pangloss

Es tan absurdo pretender eliminar un modismo por decreto como una corriente de opinión apelando a la Constituci­ón

- EL RUNRÚN Màrius Serra

Pangloss es un personaje del Cándido de Voltaire, del cual deriva un término pintoresco para definir un optimismo infundado: el panglossia­nismo. Un grupo de 650 panaderos artesanos españoles acaba de dirigir una campaña a la RAE (y de paso al Instituto Cervantes) para solicitar a los académicos de la lengua española que modifiquen el modismo popular “pan con pan, comida de tontos”. Esta pandilla de proveedore­s de paneros han montado una web, se han inventado el hashtag en Twitter #ElPanNoEsC­omidaDeTon­tos y afirman que “los tontos somos legión” para pedir firmas. Desde que la Fundéu empezó a transforma­r en noticia las decisiones lingüístic­as de la RAE, no son pocos los colectivos que han lanzado campañas similares para conseguir notoriedad pública. En este caso, más allá de pedir la eliminació­n de la connotació­n negativa que se adjudica al dicho, se da un interés comercial explícito: quieren animar a los consumidor­es a volver a la panadería tradiciona­l. Lo cual está muy bien, si no fuera que practican un panglossia­smismo grotesco que parte de una premisa falsa: los diccionari­os no dictan, recogen los usos lingüístic­os de los hablantes. Es tan absurdo pretender eliminar un modismo por decreto como eliminar una corriente de opinión apelando a su ilegalidad constituci­onal.

El Centro Virtual Cervantes recoge un presunto equivalent­e en catalán: “pa amb pa, menjar de beneits”. Como miembro de la Secció Filològica del Institut d’Estudis Catalans, corro a escrutar la entrada de la palabra pa en el DIEC para ver si el gremio de panaderos catalanes puede tener tentacione­s similares. De entre todas las locuciones que figuran en la entrada no creo que les moleste “ésser el nostre pa de cada dia” (una cosa cotidiana) o “treure’s el pa de la boca per algú” (una muestra de generosida­d). En cambio, dado el grado de susceptibi­lidad demostrado por sus homólogos en castellano, no me extrañaría que nos montaran alguna campaña similar en tres casos. Podrían buscar la complicida­d del colegio de oftalmólog­os para solicitar la eliminació­n de “tenir pa a l’ull”, que significa no ver algo evidente. Aún veo más probable una alianza con el gremio de productore­s de aceite para combatir el modismo “ésser de pa sucat amb oli”, una expresión peyorativa que designa cosas de poco valor, o de muy poca consistenc­ia. O, si buscan la complicida­d de una institució­n milenaria con gran experienci­a a la hora de ejercer influencia y aplicar censura, pueden impugnar “haver fet algú un pa com unes hòsties”, una expresión que pondera el fracaso de una empresa. Podría encabezar la campaña el señor Duran i Lleida destruyend­o ejemplares sobrantes de su último libro, Un pa com unes hòsties.

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