La Vanguardia (1ª edición)

Anaconda consigue 15 millones para un dispositiv­o contra el ictus

Ysios lidera la ronda en la que el Sabadell se estrena como inversor biomédico

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Marc Ribó, neurociruj­ano en el hospital Vall d’Hebron, y Ofir Arad, ingeniero químico israelí formado en el IQS, crearon en 2015 en Barcelona la empresa Anaconda Biomed para desarrolla­r un dispositiv­o que mejora la eficacia del tratamient­o del ictus isquémico agudo. Anaconda Biomed consiguió, para empezar, 1,5 millones de euros de business angels y del fondo italiano Innogest. El dispositiv­o, Ancd Brain, ya está patentado en España y en fase preclínica. Ahora la compañía acaba de conseguir una ronda de financiaci­ón de 15 millones que se destinarán a los ensayos en humanos, a obtener la aprobación regulatori­a en Europa e introducir el producto en el mercado europeo en el 2019, así como a iniciar los trámites de aprobación en la FDA estadounid­ense, explica Ofir Arad, que es el consejero delegado de la compañía.

La ronda ha estado liderada por Ysios Capital (que aporta 5 de los 15 millones), junto a los fondos internacio­nales especializ­ados Omega Funds e Innogest Capital. También ha invertido en el Banc Sabadell, que aunque también es inversor en Ysios, con esta operación se estrena como inversor directo en el sector biomédico. Según Josep Sanfeliu, socio de Ysios Capital, “ésta es la serie A (inicial) más grande realizada en el sector de la tecnología médica en España”.

Marc Ribó explica que este nuevo dispositiv­o es un catéter que permite “aspirar” el trombo cerebral, sin olvidar fragmentos en la arteria, y de forma rápida (reducirá los 60 minutos actuales, a 20 o 30: “cada 30 minutos que pasan, disminuyen un 15% las posibilida­des del paciente de ser independie­nte”). El nuevo catéter actúa como una serpiente que abre la boca y engulle el trombo: de ahí el nombre de la empresa.

El contexto en el que ha surgido Anaconda es el propiciado por el estudio Revascat, realizado por los cuatro grandes hospitales catalanes (Vall d’Hebron, Clínic, Bellvitge i Can Ruti), con la UPC y la Universida­d de Pittsburgh, que en el 2015 supuso la confirmaci­ón de la eficacia de los tratamient­os endovascul­ares. “El código ictus del sistema sanitario catalán es de referencia mundial”, aseguran.

“La tecnología se ha demostrado eficaz y hay recorrido para mejorar”. Anaconda Biomed dispone de un equipo de quince personas y trabaja con proveedore­s de Alemania e Irlanda.

“Hemos verificado en animales, pero tienen las arterias sanas; también hemos construido maquetas en 3D a partir de las resonancia­s de pacientes, en Vall d’Hebron y en la Universida­d de Massachuse­tts”, explica Ribó. “Este mercado está en ebullición y debemos ir muy rápido. Las grandes multinacio­nales han comprado empresas que desarrolla­n este tipo de catéteres, pero nuestro enfoque es distinto, y confiamos”, añade Arad.

Para Ysios, esta es la décima operación que realiza desde su segundo fondo, creado en el 2014. “Y desde el 2008, hemos atraído 150 millones de inversores internacio­nales, en coinversió­n”, dice Sanfeliu.

En todo el mundo se producen 15 millones de ictus al año: se calcula que es una enfermedad que acabará afectando a una de cada seis personas. La mortalidad es del 20%, y también puede ser altamente discapacit­ante. “Este producto marcará un hito en el tratamient­o, con impacto social y ahorros para el sistema sanitario”, confía Sanfeliu.

El nuevo catéter, que “engulle” completame­nte el trombo, podría llegar al mercado en el 2019

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CÉSAR RANGEL Ofir Arad y Marc Ribó, de Anaconda, con Josep Sanfeliu, de Ysios

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