El asunto de las víctimas
Era ayer el día para rendir homenaje a las víctimas del franquismo? Por lo observado, hay división de opiniones. La de este cronista es la siguiente: las víctimas del franquismo siguen necesitadas de reconocimiento. Y cuando mayor sea el nivel, más justicia se hará a su memoria. Y cuanto antes desaparezca su imagen más doliente, que es la de fusilados enterrados en cunetas, antes se curará esa herida y se dará satisfacción a las familias. Lo discutible es que ese homenaje haya habido que hacerlo ayer, cuando se rendía tributo a lo contrario: a aquella fabulosa operación de desmontar el tinglado franquista y construir un régimen de libertades. Y ese régimen lo construyeron los perseguidos y los beneficiados por Franco. Ese fue justamente el milagro de la transición: que la España de la trágica historia desembocó por primera vez en un cambio político sin vencedores ni vencidos.
Aprovechar esa fecha para el homenaje debido, cuando ni a Podemos ni a ninguno de sus socios se les había ocurrido antes, sólo tiene dos explicaciones. La benévola, que esa imaginativa fuerza política suele utilizar este tipo de recursos para hacer sobresalir su mensaje. La peor pensada, que trató de mancillar el acto oficial para presentarlo como parcial, en la línea que mantienen de presentar la transición como un arreglo entre élites para la conservación de privilegios y el perdón a los horrores de la dictadura, palabra que, por cierto, utilizó la Corona por primera vez para referirse al régimen de Franco. ¿Les parece a los podemitas pequeña definición en boca del rey Felipe?
Traer a colación las víctimas del franquismo, mezcladas con las víctimas de los sucesos de Vitoria, consiguió un pequeño éxito de la miseria: logró contaminarlo todo, empezando por el propio discurso del Rey. A partir de ese momento, todas las declaraciones de portavoces de izquierda en el propio Congreso de los Diputados echaron en falta que Su Majestad no hubiese hecho el mismo reconocimiento. Quizá lo confunden con el representante de un partido. Quizá ignoran que el titular de la Corona es y debe ser el rey de todos los ciudadanos, incluso de los que por biografía colaboraron con el franquismo o sufrieron su represión. Pero eso es lo de menos. Interesa prolongar la idea de que el monarca sigue condicionado por los frenos que hubo al comienzo de la democracia. Lo que dice Pablo Iglesias: que el Rey no estuvo a la altura de las actuales exigencias, que deben consistir en asumir sus planteamientos políticos.
Hago esta anotación con alguna pena, porque los discursos de Felipe VI y Ana Pastor han sido grandes discursos, con visión de futuro, con grandeza en la contemplación de las diferencias y con altura en el reconocimiento del sacrificio y los méritos de todos los ciudadanos en la hermosa tarea de construcción de la libertad. Parece que, pasados 40 años, contra Franco algunos siguen viviendo mejor.
Es discutible que ayer fuera el día idóneo para rendir homenaje a las víctimas del franquismo