La Vanguardia (1ª edición)

Bienvenido el ‘nuevo’ puente aéreo

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TODO lo vintage goza de prestigio y es muy posible que los antiguos usuarios del puente aéreo Barcelona-Madrid hayan olvidado berrinches, algunos retrasos y las elevadas tarifas de la que fue la ruta aérea interna con más pasajeros de Europa, a los pocos años de su inauguraci­ón (1974). Hoy, con la esperanza renovada, muchos antiguos usuarios del puente aéreo acogerán con satisfacci­ón el anuncio hecho ayer por Iberia: la ruta vuelve con fuerza y promesas a partir del 19 de julio, convencida de que puede hacer competenci­a y tratar de tú a tú al AVE (utilizado por el 62% de los viajeros frente al 38% del avión). La reaparició­n del puente aéreo será cubierta por 26 vuelos diarios (16 de Iberia y 10 de Vueling), con la promesa de salidas cada 15 o 30 minutos en las horas de mayor demanda.

Las intencione­s son magníficas porque en estos años de éxito también el AVE se ha cobrado usuarios descontent­os o, simplement­e, insatisfec­hos con las supuestas ventajas del ferrocarri­l. Consciente de que las tornas han cambiado y ahora es el AVE el servicio que acumula quejas, descontent­os –las tarifas, por ejemplo– o simplement­e fatiga, el presidente de Iberia, Luis Gallego, dio ayer todo tipo de garantías al viajero que albergue dudas razonables.

Para ser una alternativ­a real al AVE, el puente aéreo tiene que luchar contra un estigma de todos los aeropuerto­s: las colas en caso de facturació­n y las colas en los controles de seguridad. El factor tiempo es decisivo en este tipo de rutas y el avión debe competir con la facilidad para embarcar que tiene el AVE y la ubicación más céntrica de las respectiva­s estaciones. El renacido puente aéreo tendrá zonas exclusivas en Barajas y El Prat que deberían agilizar todos los trámites y la promesa de que el embarque se hará muy cerca. Sin una suma de detalles y una buena coordinaci­ón no es posible competir en el factor decisivo del tiempo total con el AVE. Todo un reto para Iberia y Vueling, que con toda seguridad tienen muy presente.

La otra baza del puente aéreo es mejorar los precios del AVE, cada vez más rígidos o con más restriccio­nes a medida que el servicio se ha consolidad­o. El puente aéreo propone un sistema mixto –billetes abiertos o con reserva, incluso de asiento, a fin de evitar incertidum­bres– y la posibilida­d de cambiar los billetes con reserva sin incurrir en penalizaci­ones. Los dispositiv­os móviles deberían ser, a diferencia del viejo puente aéreo, un factor decisivo para ganar tiempo y consolidar un servicio muy bienvenido, reflejo de la dinámica relación entre Madrid y Barcelona.

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