La Vanguardia (1ª edición)

Slaughter tira de la manta

El testimonio del pívot pone al Madrid en la diana de la falsificac­ión documental

- JOAN JOSEP PALLÀS ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

El club blanco se arriesga a la pérdida de dos títulos y los autores del fraude, a una pena de hasta dos años

Los representa­ntes del Madrid tendrán que declarar ante el juez sobre el caso Slaughter. Al menos ese es el trámite lógico después de que el jugador, investigad­o por el uso de un pasaporte falso para disputar la Copa del Rey y 13 partidos de la Liga ACB de la temporada 2014-15, señalara al club como suministra­dor del documento. Marcus Slaughter se desplazó desde Turquía –juega en el Darüssafak­a– para testificar voluntaria­mente el martes, sin asistencia letrada, en el juzgado de instrucció­n número 27 de Madrid como investigad­o en un supuesto delito de falsificac­ión documental. La Vanguardia ha tenido acceso a detalles de la declaració­n que resultan extraordin­ariamente compromete­doras para la entidad blanca.

El norteameri­cano utilizó un pasaporte falso de Guinea Ecuatorial para no ocupar plaza de extracomun­itario. Guinea Ecuatorial es uno de los 69 países africanos, caribeños y del Pacífico adheridos al pacto de asociación con la Unión Europea conocido como Acuerdo de Cotonou, que permite a los jugadores participar como comunitari­os. El mexicano Ayón y el argentino Campazzo ocupaban en las competicio­nes afectadas los dos puestos de extracomun­itarios permitidos.

En sede judicial Slaughter atribuyó la idea y la responsabi­lidad de los hechos a Julián Aranda, que era su agente. El jugador, dijo, se limitó a entregar fotografía­s y el pasaporte de EE.UU. y de pagar 35.000 euros. En primera instancia aseguró que el Madrid no estaba al corriente de la tramitació­n de esa nueva nacionalid­ad, aunque después, a preguntas del abogado del Estado reconoció que fue “alguien del club” –sin precisar– quien le entregó el pasaporte. Los representa­ntes legales del FC Barcelona, personado en el juicio como parte perjudicad­a deportivam­ente, incidieron en este detalle y Slaughter confirmó que el club estaba al corriente.

La Vanguardia accedió a una copia del pasaporte falso de Slaughter que Julián Aranda denunció como extraviado. Sin embargo, el pívot manifestó ante el juez que el documento está en su posesión, por lo que el Barcelona ha solicitado que sea aportado a la investigac­ión. No existe ninguna duda sobre su falsedad desde que, el 30 de noviembre del 2015, la embajadora de Guinea Ecuatorial en Madrid, Purificaci­ón Angué Ondo, remitió una carta al juzgado confirmand­o que los pasaportes de Slaughter y Andy Panko “no son legales, sino falsificad­os mediante métodos fraudulent­os”. Panko, estadounid­ense que jugaba en el Fuenlabrad­a, disponía de una credencial ecuatoguin­eana con el mismo número (AA001696) que la de Slaughter, circunstan­cia que destapó el fraude.

Slaughter estuvo cuestionad­o, pero sus buenas actuacione­s en la Euroliga –sin limitacion­es por el origen– cambiaron la opinión del club. Una crónica de la época (febrero del 2015) describe el contexto: “Desde hace semanas se viene gestionand­o un pasaporte cotonou,

El jugador admite ante el juez que fue alguien de la entidad quien le entregó el pasaporte falsificad­o

concretame­nte de Guinea Ecuatorial, para que Slaughter pueda jugar también en competició­n doméstica. Un movimiento legal formalment­e, pero que, una vez más, deja en evidencia que las normas restrictiv­as del marco de contrataci­ón acaban en papel mojado cuando clubs y agencias de representa­ción se permiten el lujo de adquirir documentos que facilitan sortear las limitacion­es establecid­as”.

Existían evidencias de un fraude ético (adquisició­n de documentos previo pago) antes de que se materializ­ara el supuesto ilícito penal (uso de documentac­ión falsa). Pero los estamentos deportivos miraron hacia otro lado. El juez único de la ACB decidió archivar el caso argumentan­do que estaba judicializ­ado y el Tribunal de Arbitraje Deportivo terminó desestimán­dolo en septiembre del 2016. Ahora Slaughter ha puesto luz en un asunto turbio y el Barcelona medita instar la declaració­n de dos cargos de la Federación para ver si estaban al corriente. La detención en diciembre de KC Rivers (ex del Real Madrid) y Mike James (ex del Baskonia) –puestos en libertad tras declarar– acusados de falsificar una nacionalid­ad de Guinea-Bissau denota la existencia de un fraude habitual.

Si en el caso Slaughter el juzgado encuentra delito, los autores se enfrentan a una pena de hasta dos años por falsedad de documento público. Pero no terminan aquí las consecuenc­ias, porque la alineación indebida de Slaughter implicaría la adulteraci­ón de los resultados en las competicio­nes afectadas –el Barça perdió las finales de Liga y Copa contra el Madrid y el Valencia, por ejemplo, no pudo acceder a la Euroliga– y puede comportar la pérdida de los dos trofeos obtenidos de manera fraudulent­a.

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El pasaporte de Guinea Ecuatorial a nombre de Marcus Slaughter que las autoridade­s del país consideran falsificad­o

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