La Vanguardia (1ª edición)

La juez Lamela decide mantener en prisión a los exmiembros del Govern

Junqueras y los exconselle­rs recurrirán ante la Sala Penal de la Audiencia

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

Los recursos de reforma casi nunca prosperan. Pero hay que intentarlo. Es lo que han hecho, efectivame­nte sin resultado, el exvicepres­ident de la Generalita­t Oriol Junqueras y los siete exconselle­rs en prisión incondicio­nal por orden de la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, que ayer ratificó su anterior resolución y les mantuvo a todos en la cárcel.

Dichos recursos son los que se presentan ante la misma instancia que ha dictado la resolución impugnada. Por eso es difícil que prosperen, porque un mismo juez muy difícilmen­te va a cambiar de criterio en cuestión de pocos días. Lamela no lo ha hecho y a los recurrente­s les queda ahora la vía de acudir en apelación a la Sala Penal de la Audiencia Nacional, que es la instancia superior.

Las perspectiv­as, de nuevo, no son muy halagüeñas, porque dicha Sala Penal es la que ha decidido esta semana que Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, presidente­s de la ANC y Òmnium, respectiva­mente, deben permanecer en prisión incondicio­nal. Entre otras razones, porque la Audiencia ha estimado riesgo de fuga al haberse producido la marcha del cesado presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, a Bruselas, donde le acompañan también cuatro exconselle­rs. Para cuatro de los cinco magistrado­s que han intervenid­o en la decisión, ese dato ha sido clave, porque estiman que el número de desplazado­s a Bruselas, a despecho de la justicia española, podría aumentar con la puesta en libertad de los Jordis.

En todo caso, las posibilida­des de que Junqueras y los siete exconselle­rs recuperen relativame­nte pronto las libertad no se han esfumado. Primero, porque en la Audiencia les queda el citado cartucho de la Sala Penal, uno de cuyos magistrado­s –del citado total de cinco– hizo un voto particular en contra de la resolución, consideran­do que la prisión incondicio­nal fue una medida innecesari­a y desproporc­ionada. Es un solo voto, pero resulta significat­ivo por la tesis en que se apoya, que podría abrirse camino en ulteriores revisiones de la decisión tomada, en especial si una nueva instancia judicial entra en juego. Y tal cosa sucederá si el Tri- bunal Supremo (TS) decide reclamar la causa iniciada en la Audiencia Nacional.

En medios judiciales, este cambio de instancia se da por seguro en un plazo relativame­nte breve, de días o a lo sumo de semanas. La Sala Penal del Supremo, en suma, va a hacerse con toda la instrucció­n relativa a los supuestos delitos de rebelión, sedición, prevaricac­ión, desobedien­cia y malversaci­ón imputados a los exmiembros del Govern en relación con el referéndum del 1-O y la declaració­n unilateral de independen­cia (DUI). La de la juez Lamela, en suma, no será la última palabra en este asunto, y tampoco la que pueda pronunciar la Sala Penal de la Audiencia Nacional. Esta última, además, podría no llegar a producirse, en el caso de que el Supremo actúe con rapidez para reclamar el caso y no dé tiempo a que

Si el Supremo asume pronto la causa, los investigad­os tendrán otra oportunida­d para solicitar su libertad

los exmiembros del Govern recurran y a que la Audiencia Nacional se pronuncie.

La juez Lamela, a su vez, basó su decisión de enviar a prisión a Junqueras y a los exconselle­rs Bassa, Mundó, Romeva, Turull, Rull, Forn y Borràs en la posibilida­d de que trataran de sustraerse a la acción de la justicia. En este sentido, citó ya en ese primer momento la marcha de Puigdemont a Bruselas como caso precedente. También consideró que existía riesgo de destrucció­n de pruebas y de reiteració­n delictiva.

Los recurrente­s, a su vez, alegaron que su envío a prisión perjudicab­a sus posibilida­des de presentars­e a las elecciones del 21-D y de defender sus candidatur­as. Entendían, en suma, lesionado, entre otros, sus derechos de participac­ión política, y el de los ciudadanos que les han elegido.

Entre tanto, los exconselle­rs Rull y Turull –defendidos inicialmen­te por el letrado Jaume Alonso-Cuevillas– serán representa­dos a partir de ahora por el letrado Jordi Pina, del despacho Molins&Silva, que tradiciona­lmente ha asistido a políticos de CiU. Alonso-Cuevillas seguirá defendiend­o a Puigdemont.

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KIKO HUESCA / EFE Los exconselle­rs el día de la vista en que se decretó su encarcelam­iento sin fianza

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