Ser viejo
Ser viejo es complicado. El miércoles en La Contra una inglesa hablaba de este fenómeno, de poner a los viejos, muchos de ellos con capacidades y experiencia útil, en el cubo de la basura (“Discriminamos a los viejos, lo que seremos: es una locura”, 8/XI/2017).
Conversación con una vecina con la que hacía tiempo que no me encontraba: “¿Cómo estás?”, me pregunta sorprendida de verme aún viva tirando de mi perra. “Veo que sales a pasear con tu perrita”. “Sí, todo lo que puedo”. “¿No seguirás pintando?”. “Yo siempre pinto”. “Ya, pensaba que lo habías dejado”. “¡Cómo lo voy a dejar! Es mi profesión, mi forma de vivir”. “Bueno, jejeje, me figuro que para entretenerte...”. “No, para vivir”. Me mira muy seria. “¡No me lo podía imaginar!”, exclama. “No me he muerto aún”. “Ya. Iré a ver lo que haces”. “Puedes mirar mi web”. “¿Tu web?”. Se descoloca. Mi perra tira de mí.
TERESA ACINAS
Esplugues de Llobregat