Estructuras cobardes
La escalada progresiva de tensiones me ha mostrado la peor cara de la política: la manipulación, la demagogia, las mentiras y las falsas promesas. He perdido la fe y la esperanza, más teniendo en cuenta que los Bárcenas, Ratos y Pujols andan libremente, mientras que políticos que deciden poner unas urnas acaban en la cárcel. Cierto, han quebrantado la ley. ¡Y a pesar de la celeridad en algunos procesos y el desinterés en otros no se nos ocurra poner en duda la división de poderes!
Soy de los que decidieron hacer una apuesta de riesgo: apoyar el referéndum como medida de presión y como símbolo de queja. En cambio, todos nuestros representantes han acabado en la cárcel y la frustración va en aumento. La situación, crispada, hace prever una mala época. Una época que, debido a la falta de tacto de los poderes centrales, tendrá derrotados y vencedores. Mi apuesta de riesgo resalta la realidad de este país: un país con un potencial enorme, pero con estructuras primitivas y cobardes.
JORDI MONTAÑA MOLL
Barcelona