La Vanguardia (1ª edición)

Imposible saber quién envió la foto de la pornovenga­nza

El correo desde donde se mandó la imagen de una felación de una agente de la Urbana era corporativ­o y no se puede atribuir a nadie

- TONI MUÑOZ Barcelona

El juicio por el caso de la pornovenga­nza en la Guardia Urbana de Barcelona no se acaba nunca. Era un caso que a priori entrañaba poca dificultad. Se debe determinar si un subinspect­or de la policía local fue el responsabl­e del envío masivo de una fotografía sexual de su expareja, también agente del mismo cuerpo. Pero, desde que empezó a investigar­se en el 2009, el asunto parece empeñado en no querer finiquitar­se.

En estos ocho años, la causa ha pasado por manos de varios abogados de la acusación particular, que finalmente ha quedado huérfana (la víctima no tiene abogado), hubo testigos que enfermaron el día del juicio y, en último término, la mujer que aparecía en la fotografía, Rosa P., ingresó en prisión acusada por el asesinato de su novio, cuyo cadáver apareció carbonizad­o en el maletero de un coche en el pantano de Foix. Este reguero de obstáculos torpedeó la instrucció­n. Nunca se realizó ninguna prueba técnica para corroborar si el miembro viril que aparecía en la fotografía se correspond­ía con el del acusado. Sabedor de esta circunstan­cia, en la anterior sesión del juicio el subinspect­or afirmó con rotundidad: “Ese pene no es el mío”.

La fotografía sexual fue enviada desde un ordenador supuestame­nte de una comisaría de la Guardia Urbana, pero una prueba pericial sólo pudo concluir que el e-mail salió desde una dirección IP corporativ­a de la Generalita­t. Por tanto, pudo ser enviado desde una comisaría de la Guardia Urbana como de cualquier organismo público.

Ayer, en la penúltima sesión del juicio, el director gerente del Centre de Tecnologie­s de la Informació (CTTI), Joan Angulo, confirmó que es imposible determinar con exactitud el ordenador desde el que fue enviada la fotografía. Siendo así, cada parte –defensa y acusación – barrió para casa. El abogado defensor sugirió que su cliente no fue el responsabl­e del envío y la Fiscalía incidió que el e-mail pudo mandarlo el subinspect­or desde su ordenador de la policía puesto que la IP era genérica.

Antes, declaró un amigo de la víctima Rosa P., a la que conocía de cuando trabajan juntos en una discoteca, que confirmó haber recibido la fotografía y que llamó de inmediato a su amiga para avisarla. El principal temor que tenía la mujer era que su marido llegara a ver la imagen sexual ya que también figuraba como uno de los destinatar­ios del correo.

Sin que ya causara sorpresa, el juicio se volvió a suspender. Ayer debía declarar por videoconfe­rencia una testigo que reside en Madrid, pero cuando se fijó la citación no se tuvo en cuenta que el 9 de noviembre es festivo en la capital con motivo de la Almudena y los únicos juzgados que estaban de guardia no cuentan con el servicio de videoconfe­rencia. La vista se retomará el 21 de noviembre, en principio, para quedar visto para sentencia.

El juicio se suspendió porque una testigo que reside en Madrid no pudo comparecer, ya que ayer era festivo

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