¿Por qué un bodegón?
La extensa serie de retratos de Hockney tiene una nota disonante: un bodegón. El salto es tan llamativo que incluso merece ser parte del título de la muestra. Pero lo cierto es que forma parte del proceso creativo. A una de las citas minuciosamente planificadas durante dos años por el director del estudio del artista, Jean-Pierre Gonçalves, no pudo acudir el modelo. Imbuido por el ritmo frenético de la producción de retratos, el autor recurrió a lo que tenía más a mano, una selección de frutas y hortalizas que a la postre han pasado a integrar la exposición. Además del bodegón, tras eliminar algunos retratos de personas que fueron pintadas más de una vez, la muestra quedó cerrada en 82 trabajos. El Guggenheim, al que el artista británico regresa tras su exitoso tratado paisajístico David Hockney: Una visión más amplia del 2012, ha organizado a su vez unas visitas únicas a la muestra, conducidas por profesionales de la pinacoteca en las que se descubren los entresijos del montaje y otras curiosidades. También se ofrece un acercamiento exprés incluido dentro de la propia entrada, en el que se pueden descubrir ideas clave de la serie y conocer más sobre ella a través de juegos interactivos entre miembros del grupo. Una exposición mimada que constituye el broche de oro del XX aniversario del museo.