Desmontando a Berto
Dirección: Carlo Padial Intérpretes: Berto Romero, Carlo Padial, Carolina Bang, Miguel Noguera Producción: España, 2017. Duración: 88 minutos. Comedia. Los expertos en la materia aluden al término posthumor para definir una cierta variante de la comedia moderna, escurridizo cajón de sastre en el que caben ofertas diversas, de Louis CK a Ignatius Farray pasando por el Hitoshi Matsumoto de la desarmante Big Man Japan, y cuyos elementos constituyentes incluyen la complicidad (un cierto coleguismo), la desarticulación o deconstrucción de códigos y el metalenguaje. Carlo Padial, hasta ahora francotirador del asunto desde el ámbito de las minorías de paladar adiestrado (Mi loco
Erasmus y Taller Capuchoc), asume el riesgo, con Algo muy gordo, de una producción más ambiciosa, nada menos que un vehículo para el popular Berto Romero, verdadero coautor del artefacto.
Vaya por delante que la empresa tiene un halo de provocación: sabotear las expectativas del público, pues, decididamente, como producto Berto Algo muy gordo no es, vayan con cuidado, El pregón ni nada parecido. ¿Qué es? Muchas cosas. Por ejemplo, el
making of de una película imposible. O un documental sobre Berto, en el que el fenomenal cómico se confiesa, expulsa sus demonios, sus dudas e incertidumbres profesionales. Es también una burla de los efectos digitales hoy reinantes. Y una meditación, más profunda de lo que pudiera parecer, sobre los procesos creativos. Hay espacio para la ironía (el propio Padial devorando mandarinas mientras reposa en una clínica) y para la amargura (Berto, solo ante tres botellas de cerveza vacías). Y momentos hilarantes de comedia de otro planeta, como la fracasada filmación de un coche que explosiona. El mejor lo monopoliza Miguel Noguera (otro adalid del posthumor, como Carlos Areces: todos se interpretan a sí mismos), cuestionando desde una óptica ética una toma en la que Berto vuela por los aires. Algo muy gordo es algo así como una versión de Pasión, de Godard, reformulada por Charlie Kaufman. Una obra personalísima: sus efectos pueden ser los de
Loquilandia al caer en el epicentro de la comedia clásica.