El 'cohousing' se abre paso
ESTE MODELO ALTERNATIVO DE CONSTRUCCIÓN Y CONVIVENCIA CONSOLIDADO EN EUROPA INTENTA ARRAIGAR EN CATALUNYA
Los impulsores del cohousing (o viviendas colaborativas) son cooperativas de usuarios que conciben, diseñan y construyen un edificio o complejo residencial con espacios privados y zonas en común en el que vivirán sus socios, priorizando criterios de participación, sostenibilidad, ahorro energético, racionalización de recursos y no especulación.
Se trata de un modelo extendido en países como Dinamarca u Holanda, "donde la gente no vive tanto en casas de su propiedad, tiene una mentalidad más austera y está más acostumbrada a moverse y a reutilizar", argumenta Ana Fernández, socia de Cohousing_LAB, una empresa incubada en Barcelona Activa desde hace algo más de un año que asesora a personas con intereses afines que quieran desarrollar sus propias coviviendas en Catalunya. En concreto, están orientando a ocho grupos, "dos de ellos con proyectos a punto de tirar adelante", asegura esta arquitecta con una década de experiencia en proyectos cohousing en Holanda, quien constata que "estamos trasladando aquí el modelo holandés, que conozco y sé que funciona".
EL PROYECTO MÁS ADELANTADO DE BARCELONA
Si bien el cohousing pionero en Catalunya hace 15 años fue La Muralleta, en Santa Oliva (El Vendrell, Tarragona), que consta de 16 viviendas con derecho de uso y algunas áreas comunes, desarrrolladas y gestionadas por una cooperativa de personas mayores, este modelo no ha cuajado en Barcelona hasta hace poco.
Puesto que el precio del suelo en la ciudad no está al alcance de las cooperativas de viviendas, el Ayuntamiento de la capital catalana ha cedido el uso de siete solares mediante concurso para que estas puedan desarrollar sus proyectos, siempre que los futuros usuarios cumplan los mismos requisitos de acceso que a una vivienda de protección oficial (VPO): no ser propietarios y tener rentas bajas.
La Borda, en Can Batlló (Sants) es la promoción auto-organizada de vivienda cooperativa en cesión de uso más avanzada en Barcelona, puesto que se empezó a gestar en 2012, ha iniciado su construcción en 2017 y se prevé que finalice en 2018. El proyecto incluye 28 pisos modulares de 40, 50 o 70 m2 con 240 m2 de espacios comunitarios consensuados por los socios (lavandería, cocina-comedor, espacio polivalente y estancias para invitados), además de un patio central con invernadero y un terrado. Pol Massoni, futuro usuario y portavoz de La Col, la cooperativa de arquitectos que lleva el proyecto técnico, recalca que "hemos trabajado para que el edificio consuma lo mínimo, sobre todo en calefacción, así que no tendrá gas sino una única caldera con energías renovables. Además, dispondrá de un buen aislamiento, galerías y elementos pasivos. La planta baja y los cimientos serán de hormigón pero la estructura del resto de las 6 plantas será de madera. No habrá parking subterráneo para fomentar la movilidad sostenible y reducir tiempo de obra y gastos".
UNA OPCIÓN MÁS PARTICIPATIVA Y ASEQUIBLE
Massoni cree que la experiencia de La Borda "puede extenderse, ya que no te encadena como la compra y ofrece ventajas para muchas capas de la población". En este sentido, Ana Fernández destaca que "con el cohousing se pasa un poco la barrera de la propiedad privada, ya que los vecinos tienen su residencia propia pero comparten muchos espacios y servicios. Pagan unos 3.000 euros por constituirse como cooperativa, luego cada uno realiza una aportación de capital que recupera si sale del proyecto y una cuota mensual. Funciona bien con seniors, familias con niños o colectivos con intereses similares que se convierten en autogestores de su proyecto de vivienda a medida, más participativo y asequible, ya que se elimina el principal intermediario, el promotor, y se financia con créditos de banca ética".
Las cooperativas de usuarios se convierten en autopromotoras y autogestoras de los espacios en los que convivirán