La Vanguardia (Català-1ª edició)
Elecciones en Brasil
Ante la decisiva segunda cita electoral en Brasil, quisiera enviar un mensaje de alerta.
Es justo que la ciudadanía rechace la corrupción que ha campado en ese gran país y que apoye a quien prometa combatirla. Pero recordemos que en Venezuela, y como respuesta al bipartidismo corrupto, en 1998 fue elegido Hugo Chávez (quien pronto se quitó el disfraz de demócrata) y 13 años después, Nicolás Maduro (quien nunca se lo puso). Destrozando ambos el país más rico de América Latina y su democracia, pero en el que sigue habiendo más corrupción que nunca.
Ahora aparece en Brasil Jair Bolsonaro exhibiendo, sin disfraces, su racismo, homofobia, xenofobia y misoginia; apologeta de dictaduras y de las armas; que habla de “solución final” al referirse a las favelas y que propone un neoliberalismo que fervorosamente respaldan los grandes capitales, y que amenaza el ya discreto bienestar social.
Deseo que ni el odio ni la intolerancia estén presentes al votar, pero sí la certeza de que si la corrupción es mala, la ausencia de democracia es peor, pues los sistemas democráticos son perfectibles; las dictaduras, no; y nada justifica la vulneración de los derechos humanos.
AGUSTÍ ARASANZ I JULIÀ Suscriptor Vilassar de Mar