Auténtica autonomía

En 1978 se instauró el Estado de las autonomías al margen del significado auténtico de la palabra autonomía. Se trata de un término griego que significa literalmente “legislación propia” si prestamos atención al compuesto

autos-nomos (“ley propia”). Así se habrían satisfecho las aspiraciones seculares del pueblo catalán a gobernarse bajo leyes propias, sin interferencia de instancias de rango presuntamente superior. En otras palabras, por “legislación vigente” se hubiese tenido que entender sólo lo procedente del legislativo catalán.

Pero los gobernantes españoles no lo han sabido, o querido, ver así, y lo redujeron a un sistema meramente provincial, con algunas graciosas concesiones de tipo cultural. Así, todo cuanto legislaba el Parlament pasaba por el cedazo de la censura de Madrid; exactamente como en tiempos de la República. No es de estrañar, pues, que la reacción de muchos ciudadanos catalanes haya derivado hacia un independentismo alternativo.

La miopía, o ignorancia, de los políticos del Gobierno central ha leído la Constitución con gafas que seleccionan sólo aquello que coincide con su mentalidad centralista. Y así vamos.

JORDI BASSAS I RIBALTA

Barcelona