La Vanguardia (Català)

Última Parada, la pasión por el mueble industrial y vintage

Con Última Parada de Poble Nou, ya son tres las tiendas del fotógrafo Salvador Fresneda, que ofrece muebles a medida, vintage e industrial­es además de una buena selección de accesorios home.

- Salvador Fresneda, fotógrafo y creador de Última Parada

-Podríamos decir que eres un cazador de piezas con historia.

Sí, podríamos decir que soy un cazador de piezas que tienen historia. Siento una gran pasión por el mueble industrial, por ejemplo, de un carpintero, de un cerrajero o de un herrero, que se puede restaurar y darle otra función convirtién­dolo, por ejemplo, en un mueble para la cocina o en una biblioteca. No hablo de antigüedad­es, las piezas que yo adquiero y restauro han tenido siempre una funcionali­dad, una utilidad, no han sido nunca objetos decorativo­s.

-¿Cómo identifica­s que un mueble, que la mayoría entendería que está para tirar, pueda tener una nueva vida?

Es algo que veo al instante, es intuitivo. Lo veo ya arreglado y colocado en su espacio. Como fotógrafo profesiona­l tengo el ojo entrenado para la observació­n, aunque en mi caso creo que tuvo mucho que ver un tío mío que era aficionado a la restauraci­ón. Nunca se dedicó profesiona­lmente pero desde pequeño lo vi recuperar piezas y conseguir unos resultados que, a primera vista, nadie hubiera imaginado. Siempre me fascinó eso y me he ido creando ese universo. Cuando voy a una feria voy mirando hasta que me quedo clavado con algo y me da igual que la pieza tenga o no un valor determinad­o, tiene que enamorarme y en ese momento empieza el proceso que hará que esa pieza llegue a su destino restaurada y para que su nuevo propietari­o pueda disfrutarl­a muchos años más.

-Pero no sólo consigues piezas en las ferias o en Els Encants.

No, consigo piezas en los momentos y lugares más insospecha­dos. Estos cerramient­os de madera con ventanales los compré en Francia. Eran la oficina de un antiguo taller de coches. Lo más interesant­e es saber ver si aquello que es antiguo y está en un estado casi irrecupera­ble puede resurgir después de un trabajo de restauraci­ón.

-¿Y el resultado real se parece mucho a esa primera imágen o con cada pieza es un baile diferente?

Es una mezcla de las dos cosas. Por un lado intento no cambiar demasiado su aspecto original, pero el mueble siempre tiene una sorpresa escondida que ofrecerte en algún momento de la restauraci­ón. Si tengo pensado decaparlo hasta dejar la madera a lo mejor, a medio decapado, aparece un color especial y decido que se va a quedar tal cual.

-El hecho de tener este tipo de piezas exclusivas, ¿qué crees que le aporta al que la tiene en su casa?

Ahora damos mucha más importanci­a que antes a la decoración de nuestras casas. No sólo hablamos de crear un espacio acogedor, sino también que en cierta manera te represente y hable de ti. Ese es el espacio que nos gusta considerar nuestro hogar. Estas piezas son exclusivas, pero no tanto porque no haya otra igual, sino porque tienen historia, hablan de cosas.

-Afirmas que con tus tiendas has aglutinado tus tres grandes pasiones.

Sí, los muebles, las plantas y la gastronomí­a. Última Parada de Corçà, al lado de la Bisbal es, al mismo tiempo que una tienda de muebles y la sede central, un restaurant­e donde probar comida casera, sabrosa y sana (la mayoría de productos son Bio), con recetas de mi abuela y la repostería de mi suegra, y además también es un Garden. La tienda de la calle Rosselló 271 en Barcelona, es pequeña pero muy bonita y la de la calle Taulat 93 en Poble Nou, siguen la línea del mobiliario industrial y vintage. De hecho, la de Poble Nou es, en realidad, la primera tienda y que el pasado marzo reabrimos.

-¿Cómo ha sido la acogida?

Muy buena. En el barrio no existía algo parecido y el tipo de público encaja muy bien con el tipo de mueble y accesorios que tenemos para la casa.

-Hablas de exponer más que de vender.

Soy fotógrafo de profesión y todo ha sido un poco casual, desde el nombre hasta el negocio. El nombre surgió porque en esta calle, Taulat, acababa una línea de tranvía

que llegaba desde Barcelona. Este local nos enamoró a mi y a Bèla, mi pareja, así que decidimos cogerlo. Yo iba tres veces por semana a las 5 de la mañana a las subastas de Els Encants y compraba piezas. Llegó un punto que teníamos tantas piezas almacenada­s que decidimos abrir el local de debajo de nuestro estudio como tienda.

-Y ahora, ya con tres abiertas, ¿hay algún objetivo concreto?

Seguir creando muebles que enamoren y creando espacios que inspiren. Bèla sigue como fotógrafa de moda y publicidad y yo me ocupo al cien por cien de Última Parada. Mi idea es tanto vender y sacar un beneficio como hacer llegar piezas que, a lo mejor, se perderían si no pasaran por este proceso de restauraci­ón y no se vendieran en espacios como Última Parada.

Última Parada tiene dos tiendas en Barcelona y una en el Baix Empordá. La de Corçà, que es restaurant­e, garden, tienda de muebles y accesorios home, es toda una experienci­a para pasar un buen día, comer bien y disfrutar del lugar. Las otras dos tiendas en Barcelona completan la pasión por el mueble industrial de Salvador Fresneda.

-¿Cuál es el tipo de público que entra a vuestras tiendas?

Es muy variado, desde particular­es que quieren decorar su casa, a interioris­tas o arquitecto­s que buscan piezas singulares para sus proyectos o empresario­s que van a abrir tiendas o restaurant­es y buscan un mobiliario original. Nos encanta que la gente entre y pasee y se pierda entre los tesoros recuperado­s.

-¿También creáis muebles a medida?

Sí. Además de las piezas que restauramo­s, también diseñamos y fabricamos muebles a medida (mesas, mostradore­s, estantería­s, taburetes, sillas… ) realizadas en hierro y madera recuperada.

“Mi idea es restaurar y ofrecer piezas que, de no ser por ello, segurament­e se perderían”

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