La Vanguardia (Català-1ª edició)
Barcelona 3 - Barça 0
Cuando se anunció que el FC Barcelona, en busca de excelencia, consideraba modificar su escudo, me quedé sin palabras, algo raro en mí. Los argumentos justificando el cambio me parecieron desagradecidos y frágiles.
Desagradecidos para Barcelona. ¿Cómo es posible que el FCB quiera divorciarse de la ciudad que le vio nacer? En parte lo ha hecho ya cayendo en la trampa de identificarse como Barça en vez de contribuir a potenciar la marca Barcelona, tan necesitada de brillo en estos momentos.
Y frágiles porque el nuevo escudo anónimo disminuye su contenido emocional y parece excesivamente genérico. El FC Barcelona ya es una marca global y la coincidencia con las siglas del FC Bayern, que se menciona como una de las razones del cambio, debería preocupar más a los alemanes que a los culés. El Barcelona existía cuando el Bayern se fundó. Si alguien propusiera a los New York Giants, los New York Jets, o a los New York Yankees que se disociaran del New York, la propuesta causaría estupor, a pesar de que ni los Giants ni los Jets juegan en Nueva York. Lo hacen en Nueva Jersey, pero Nueva York vende, vende bien, y todos la abrazan.
Señores de la junta del FC Barcelona, pregunten a los forofos del Bernabeu si les agradaría que su equipo se divorciara de Madrid, o a los del St. Germain que hiciera lo mismo con París. Madrid, como París, vende. Barcelona también, y hasta hace poco vendía muy bien. Lo que pasa es que aquí todavía no nos hemos enterado, o quizás ello indique el presentimiento de que la falta de lucidez política en la plaza Sant Jaume está dañando la marca de la ciudad, algo mucho más serio y que habría que aclarar.
Mi sugerencia: no toquen la pelota (en singular), como el propuesto escudo ilustra, y marquen un gol al Bayern añadiendo a nuestro FCB el 1899 indicativo de nuestra edad. Ya no somos niños, aunque a veces lo parezca...