La Vanguardia (Català)

‘La Vanguardia’ y yo

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He cumplido 84 años y escribo desde Cubells (la Noguera, Lleida), el lugar donde nací y donde he vivido siempre. Mi abuelo, Francisco Castells Amorós, al regresar de la guerra de Filipinas, se suscribió a La Vanguardia, y desde entonces este periódico nos ha acompañado siempre. Mi padre, Josep Castells, que murió con 94 años, siguió con la suscripció­n, que ahora continúa con mi hijo primogénit­o, Jaume Cunyat Castells.

Con La Vanguardia aprendí a leer, y sus páginas han sido para mí una ventana abierta al mundo, y lo siguen siendo hoy. No puedo irme a dormir sin haberla leído, y eso mis tres hijos lo saben muy bien. Estando hospitaliz­ada en Lleida hace unos meses recibí sus visitas. El pequeño vino a verme por la mañana; después llegó el mediano, y por la tarde el mayor, y ante la sorpresa del personal hospitalar­io los tres se presentaro­n con el ejemplar de La Vanguardia de aquel día.

Con esta carta he querido mostrar la importanci­a que este periódico ha tenido y tiene en mi vida y, al mismo tiempo, expresar una ilusión que siempre he mantenido: ver mi carta en la sección

Cartas de los Lectores para podérsela enseñar a mi familia, que sabe la devoción que siento por este periódico.

DOLORS CASTELLS MASSANA

Cubells

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