Vivir con endometriosis
Una tarde me presenté en la consulta de mi ginecólogo llorando, con la desesperación absoluta por un dolor punzante que no cesa ante nada. “Lo sentimos, en tus pruebas está todo bien. Vamos a iniciar el tratamiento con pregabalina, indicado para fibromialgia y dolor neuropático, y te recomendamos encarecidamente que acudas a un psiquiatra”. En ese momento mi mundo se vino abajo. Me sentí abandonada, abocada a mis 37 años a una vida muda en blanco y negro.
Sólo gracias a mi rebeldía innata y a mi convicción profunda de que había algo real, y sobre todo al infinito apoyo de mis seres queridos, me armé de fuerzas para empezar de cero, una vez más, con otro ginecólogo. Más exploraciones, más pruebas, más dolor. Este profesional tardó diez segundos en ver un tejido tumoral que otros ocho especialistas no habían sabido ver. Y me salvó, salvó mi confianza y mi calidad de vida.
Aún me queda mucho, pero vuelvo a tener ganas de volver a luchar. Quiero agradecer a La
Vanguardia la labor de difusión sobre la endometriosis y pedir a todas las mujeres que confíen en su instinto.
Tenemos derecho a vivir nuestra vida en color y con la banda sonora que escojamos.
CRISTINA BOES Barcelona