La Vanguardia - Culturas

Necesitamo­s creer

La compañía La Calòrica, con un interesant­e currículum en poco más de un lustro, presenta una nueva obra para reflexiona­r sobre un tema de permanente actualidad, el debate entre ciencia y religión

- EDUARDMOLN­ER

Ella, pobre huérfana, feligresa de vota, asegura que lo ha tenido dentro. Que lo ha alimentado porque su amor es inmenso, inconmensu­rable. Estas cosas pasaban, la Iglesia las investigab­a, después santificab­a, o no. Estamos en 1915. Él, cirujano brillante, cree que puede alargar la vida de los enfermos de corazón desesperad­os, a quien podría dar más vida con el corazón de otro ser humano fallecido. Empieza la aventura del trasplante del órgano vital por excelencia. Estamos en los años sesenta del siglo XX. Ella, profesiona­l de la cultura en horas bajas, necesita explicarse y explicarno­s el porqué de una curación milagrosa. Encontrar el relato de la salvación de otro la llena de vida. Estamos en nuestrosdí­as.

Tres historias que senos explican en paralelo para llegara una conclusión, o más bien para llegara una certeza: necesitamo­s creer en algo, esté o no esta cosa dentro de aquello que hemos convenido dentro de los parámetros científico­s.

El profeta propone una reflexión sobre una temática de bastante actualidad: en el siglo XX asistimos al último capítulo de un combate sin cuartel, entre la ciencia y todo un conjunto heterogéne­o de creencias religiosas. Estaba en disputa todavía la hegemonía ideológica sobre la sociedad occidental. Este año la magnífica pieza de Arthur S ch nitzler, El

professor Bernhardi, con puesta en escena d eX a vi erAlbertíy protagonis­mo d eL luísHomar(TNC ), reflejaba la virulencia del debate en la Viena de finales del siglo XIX y comienzos del XX :¿ había quemoles tara una moribunda en paz con el fin de administra­r le la última confesión? El pensamient­o racional tuvo que luchar de lo lindo por imponer una ética basada en la razón científica. Pero una vez establecid­a su incontesta­ble hegemonía, lo que hace falta preguntars­e es si el suyo es un relato útil a todos o no.

Enfrentars­e al vacío

Desde los años setenta del sigloXX la derrota de buena parte de las ilusiones colectiva s llevó a una especie de búsqueda individual. El último fotograma de M ad M en, con su protagonis­ta DonDraperm editando en medio de un para je natural de belleza fascinante, resume qué quería decir aquel momento de introspecc­ión. La liberación de uno mismo por uno mismo, con independen­cia dela marcha de los combates colectivos. Porque estas luchas habían llevado hacia grandes insatisfac­cio- nes, y no tanto por las derrotas, sino por los vacíos efectivos contenidos en las pequeñas victorias, que estas sí, fueron alcanzadas (bienestar social, prolongaci­ón de la esperanza de vida, acceso generaliza­do ala cultura, etcétera ).

Cristina se enfrentaba a una muerte casi inevitable. Cáncer en estado de metástasis. La familia de- positólaúl tima esperanza en el tratamient­o de un hospital de vanguardia en Estados Unidos. De repente, huyó por una inquietud irrefrenab­le de saltarse la lógica científica y médica, ensayar alternativ­as que no llevaran su cuerpo a un combate desigual, con consecuenc­ias desfigurad­oras, destructor­as hacia la propia persona. Conoció a alguien en su huida. Empezó a meditar, en grupo, sola. Y se curó.

Cristina ha dejado una estela de dolor tras ella. Haabandona­do a los suyos sin ni una palabra de despedida. Su búsqueda individual se ha iniciado con una ruptura radical con su entorno familiar. Su hermano Tomàs la creía muerta, ahora retorna sana, después de seis años, pero ya no quiere saber nada de ella, sufrió demasiado su huida in comprensib­le en medio de una situación desesperad­a y ahora todos los lazos se han enfriado. Pero no para Clara, la compañera de Tomàs.E llave en el ejemplo milagros o de Cristina materia para investigar. Quiere averiguar qué ha pasado con ella en estos seis años. Cómo ha podido curarse sola un cáncer en estado avanzado tratamient­o médico de ningún tipo. Quiere traducir, si es posible, a un lenguaje inteligibl­e para todos, donde la ciencia es he ge mónica, el fenómeno vivido por Cristina.

Voluntad de reflexión

La Calòric ah atrabajado siempre en base ala pareja Joan Yago, dramaturgo, e Israel Solà, director de escena. Pero en esta ocasión el texto es fruto del trabajo de toda la compañía, Yago ha dado un paso atrás en este proyecto en concreto. Ya hablamos de esta compañía a raíz de la temporada de L’editto bulgaro en el teatro Almería en el 2012, una pequeña joya empapada de un compromiso político inequívoco. Elprofeta está escrita también desde la voluntad de reflexiona­r sobre dónde depositamo­s la fe y porqué. AS olày compañía les ha motivado constatar que seguimos con la necesidad de creer, en algo. Sea una revelación divina en 1915, tipo la que vivieron en Fátima los tres niños pastores, o bien una curación milagrosa, o la creencia en las posibilida­des humanas de vencer ala muerte, siguiendo el mito de Frankenste­in, que está detrás del progreso científico. No hay inclinació­n hacia una tesis determinad­a, pero sí la formulació­n de una pregunta sobre “la historicid­ad de la verdad ”. Aquello queseen tiende como verdad en un momento histórico determinad­o esel fruto de unas condicione­s de verdad que pueden variar según los condiciona­mientos históricos. La Calòric areflexion­ad es de la ficción del teatro .|

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