La cuenta atrás hacia la guerra
Análisis de los seis meses que precedieron el alzamiento del 18 de julio de 1936. Payne resalta errores políticos, dogmatismos y falta de diálogo
El sainete protagonizado por el Ayuntamiento pode mitad e Madrid a cuenta de la memoria histórica, quitan doy restituyendo placas conmemorativas de la Guerra Civil, es sólo una muestra de que el tema se sigue utilizando políticamente con dogmatismo y zafiedad. El problema es que algunos han pasado del blanco y negro del nodo al blanco y negro de las viejas películas de propaganda soviética. Pero la realidad, y más si cabe una guerra civil, raramente se puede explicar de un modo tan simplista, lo importante es so pesar bien los matices de los grises. Esa es la tarea del historiador.
Entre los que han investigado sobre la Guerra del 36 destaca un nutrido grupo de hispanistas anglosajones, cuyas aportaciones han sido en algunos casos esenciales para la historiografía sobre el asunto. Siendo un poco esquemáticos, podríamos decir que figuras como Raymond Carr, Hugh Thomas o Gabriel Jackson han aportado una visión liberal, muy crítica con el alzamientomilitaryelposteriorfranquismo, pero que también ha mostrado en toda su crudeza las sombras del bando republicano. Paul Preston se situaría más a la izquierda, y en contrapartida el norteamericano Stanley G. Payne (Denton, T ex as ,1934) defendería postulados más conservadores. La ubicación en los polos de estos dos autores es fácilmente visualiza ble comparando las biografía sdeFran coque cada uno de ellos ha escrito( en el caso de Payne en colaboración con Jesús Palacios).
P ay ne ya había dedicado un voluminoso ensayo a los antecedentes de la guerra, El colapso de la República. La novedad que a porta El cami
no al 18 de julio es que se centra en los seis meses inmediatamente anteriores, desde diciembre de 1935, con la disolución de las Cortes por parte de Alcalá-Zamora y la convocatoria de las elecciones que darán el gobierno al Frente Popular, hasta la sublevación del ejército el 18 de julio de 1936, de la que ahora se cumplen ochenta años. El subtítulo que lleva su nuevo libro, La erosión de la democracia en España, no es casual, ya que el autor insiste en que la izquierda que gobernó esos últimos meses lo hizo tolerando una violencia creciente en las calles, marginando por completo a los partidos de derechas y practicando una política sectaria. P ay ne critica la falta de capacidad de diálogo de Azaña y el dogmatismo y la falta de visión práctica de los socialistas de Largo Caballero, a los que considera más radicalizados y menos pragmáticos
que los propios comunistas.
La tesis de fondo es que pese a que en ocasiones el estallido de la Guerra Civil se haya visto como un choque inevitable de fuerzas ideológicas contrapuestas –comunismo, fascismo– que encontraron en la España de los años treinta un campo de batalla abonado, el conflicto se pudo haber evitado con actitudes políticas más dialogantes e inteligentes.
Los planteamientos de Payne no están exentos de sesgo ideológico –es mucho más crítico con las izquierdas que, por ejemplo, con la CEDAdeGilRobles–,peroseestéo no de acuerdo con sus tesis, su libro pone sobre la mesa la acumulación de errores, a ven tu rerism os, dogmatismos y falta de capacidad de diálogo que desembocaron en la Guerra Civil. Por suerte ahora las circunstancias son muy diferentes, porque algunos paralelismos políticos con aquel entonces sal tan ala vista. Quizá por eso desde hace un tiempo se haya convertido en deporte de moda el tiro al blanco contraelpact ismodela transición.