En la Casa del Lector
La Casa del Lector es un espacio y un experimento. Tiene como objetivo programar exposiciones y actividades en torno al libro, la lectura y sus nuevas manifestaciones. Ubicada en el antiguo Matadero de Madrid, junto al metro de Legazpi, cuenta con el amparo de la Fundación GermánSánc he z Ruipérez, instituida por el fundador del grupo Anaya. La Casa del Lector está dirigida por el poeta y exministro de Cultura –en tiempos mejores que los actuales para este campo–, César Antonio Molina.
Acudí la semana pasada para participar en el homenaje al colega Juan Cruz, y tuve tiempo de ver dos recomendables exposiciones. La primera ymás espectacular,
Carmen. Lecturas de un mito, incide en las distintas visiones de la lujuriosa cigarrera de Merimée. A mí el personaje me había parecido siempre el epítome de la españolada, pero tras repasar, aunque sea someramente, las aproximaciones realizadas por Francesco Rosi o Jean Luc Go-dard, Otto Preminger y Charles Chaplin, los dos Saura, además de Picasso o Picabia, y por supuesto un sinfín de figuras de la ópera, la magnitud de su universalidad, muy bien y bella mente documentada, sorprende al más reacio.
Otra muestra, más modesta, está dedicada al escritor José Mallorquí y su personaje El Coyote, con fotografías, mecanoscritos y cubiertas. Barcelonés de 1913, Mallorquí fue a la vez un triunfador y un hombre atormentado. Como hijo ilegítimo criado lejos de sus padres pasó una infancia dura. Narrador productivo y eficaz, prosperó en la potente edición popular barcelonesa y fue el rey del pulp de postguerra; las historias de El Coyote se tradujeron en todo el mundo. Instalado en Madrid, trabajó con éxito para la radio; tras enviudar, se quitó la vida en 1972. Su hijo César, también novelista, traza en el catálogo un buen retrato del personaje, tan olvidado en su ciudad natal.