Volver al mundo
Ensayo El diplomático Francisco Villar repasa la política exterior española en la era democrática, desde Francisco Fernández Ordoñez hasta Aznar
Había que aminorar la herencia franquista representada por la presenciamilitar americana
Y Francisco Fernández Ordoñez se plantó. Era un animal político, tenía 51 años, sin duda un gran ministro de la democracia. En los gobiernos Suárez, siendo Ministro de Hacienda, había aprobado la Ley de Reforma Fiscal y luego, en Justicia, hizo posible la Ley de Divorcio. Pero por entonces, con Felipe, ocupa bala cartera de Exteriores. Y aquel día de finales de 1986 supo que había llegado la horade plantar se ante el mismísimo Secretario de Estado del gobierno Reagan.Hací aun año que el Secretario GeorgeShulz, en Nueva York, había presionado a González: más que un referéndum para ratificar la permanencia en la OTAN, sugirió, ¿no serían mejor anticiparlas generales? PeroGonzález, desde siempre bien relacionado con líderes socialistas extranjeros, creía que sólo podría modificar el sentido de la opinión pública si convocaba el referéndum al que se había comprometido. Lo hizo. Lo ganó. Y multiplicó su prestigio internacional. Y llegó el momento de re negociar alianza s entre España y Estados Unidos. El objetivo español era aminorarla vergonzante herenciafran quista que representa bala gran presencia militar americana en nuestro suelo patrio. Yenes e contexto, ante la amenaza yanqui, FernándezOrdóñez no se amilanó. “Hemos vivido durante siglos sin ustedes y podemos seguir haciéndolo”.
Éste es uno de los momentos más vibrantes del serio y meticuloso recorrido por el que Francisco Villar (Salamanca, 1945) nos invita a caminaren La Transición exterior de Es
paña. Diplomático de primer nivel –embajador en Francia, Portugal o Naciones Unidas–, en este libro introduce una variante de peso en la explicación del proceso de democratización. Sostiene que debe tenerse en cuenta la dinámica de transformación institucional, pero que es forzoso interconectarla con una transición paralela cuya implementación fue algo más lenta: una norma liza ción internacional que sólo se alcanzó en 1988 con el definitivo anclaje en el sistema de seguridad occidental y al actuar ya España co- mo miembro de pleno derecho en la Comunidad Europea, tras superar sobre todo los desplantes y las zancadillas francesas. Al fin España estaba en su sitio y el consenso en políticainternacional era más que considerable.
La principal virtud de este libro es sistematizar una cantidad enorme de información que nunca avasalla porque está siempre metódicamente organizada. Cada uno de los bloques se corresponde al tiempo que un ministro ostentó el cargo –de Marcelino Oreja a Javier Sola-na–y cada bloque funciona siguien- do un mismo patrón: primero una síntesis del apolítica interna durante ese periodo, luego un resumen de las líneas maestras de la actuación de Exteriores y después la descripción más detallada de cada una de esas líneas –la relación con Europa (en especial con Francia y Portugal), la problemática de Gibraltar, Estados Unidos, la región mediterránea (con el pecado original del Sáh ara ), América Latina …– estableciéndose así una iluminadora continuidad temática a lo largo del libro.
La evolución fue muy positiva. Lo suficiente como para que, en mitad del camino que reconstruye Villar, se pasase de la sumisión del tiempo dictatorial al orgullo legítimo que evidencian a quellas palabras de Fer-nández Ordóñez.Sitraslamuertede Franco“senos miraba con una mezcla de menos precio y distancia ”( palabras deGonzález en el prólogo ), desde finales de los 80 se conquistó una notable influencia en diversos ámbitos que iban más allá de lo esperable al ser España una potencia media. Un país que se había publicitado como diferente se había instalado en el núcleo central de la construcción europea. Y así sería, en realidad, hasta al megalómano cambio estratégico pilotado por Azn ar, que, apostando más por el Atlántico que por el continente, nos devolvió al lugar mediocre que talvez nos corresponda.