La Vanguardia - Culturas

Desacelera­r el tiempo

El pensador Byung-Chul Han invita a ‘cerrar los ojos’

- BYUNG-CHUL HAN

El tiempo de la despreocup­ación. Cuando alguien ha gozado de una mañana de la vida activa y rica en tormentas, sobre la hora del mediodía de la vida se apodera de su alma una singular avidez de quietud, que puede durar lunas y años. Él queda rodeado de silencio, las voces suenan lejos y más lejos, el sol brilla recto sobre su cabeza. En una oculta pradera del bosque ve al gran Pan durmiendo: todas las cosas de la naturaleza se han dormido con él, le parece ver una eternidad en la cara. No quiere nada, no se preocupa de nada, su corazón calla, sólo vive su ojo, –es una eternidad con ojos despiertos.

FRIEDRICH NIETZSCHE

El tiempo del silencio

He gel escribe en la Ciencia de la lógi

ca :“Todol oracionale­s una conclusión ”. Para He gel la conclusión no es una categoría de la lógica formal. Se da una conclusión cuando el principio y el final de un proceso ofrecen una conexión con sentido, una unidad con sentido, cuando están enlazados entre sí. Así, la narración es una conclusión. En virtud de su conclusión produce un sentido. También los rituales y las ceremonias son formas de conclusión. Así tienen su propio tiempo, su propio ritmo y compás. Constituye­n procesos narrativos, que se sus traen ala aceleració­n. Sería un sacrilegio acelerar la acción de un sacrificio. En cambio, el procesador puede acelerar se sin fin, porque no trabaja narrativam­ente, sino tan sólo de modo aditivo. Las narracione­s no pueden acelerarse por capricho. La aceleració­n destruye su propia estructura peculiar de sentido y de tiempo. Es inquietant­e en la actual experienci­a del tiempo no la aceleració­n como tal, sino la falta de conclusión, es decir, la falta de compás y ritmo en las cosas.

No sólo el tiempo narrativo es una conclusión. También es una conclusión el instante que hace feliz y llena, pues está cerrado en sí mismo. En cierto modo no tiene nada a su alrededor. Descansa en sí y se basta a sí mismo. Y así carece de pasado y futuro, de recuerdo y expectativ­a, es decir, de cuidado en el sentido de Heidegger. Llena de dicha esta ausencia de cuidado. Pero vivimos necesariam­ente más de un instante. Y así caemos de él ineludible­mente. En lo sucesivo nos acordamos de él como un momento. Por eso, tal instante se distingue del tiempo narrativo, que tiene otra forma de duración distinta por completo.

Barthes, en su estudio de fotografía, La cámara lúcida, cita a Kafka: “Mis historias son algo así como cerrar los ojos”. Y observa a este respecto: “La fotografía ha de ser silenciosa. Eso no es una cuestión de

discreción, sino de música. La subjetivid­ad absoluta se alcanza solamente en un estado de silencio, de esfuerzo por el silencio( cerrar los ojos significa hacer que la imagen hable en el silencio )”. La subjetivid­ad absoluta es la subjetivid­ad en forma de conclusión. Sin silencio se dispersa y no puede volver así misma. Y sin retorno no puede cerrar se. Se hace depresiva.

Las actuales imágenes digitales

El coreano Byung-Chul Han es uno de los más destacados pensadores de hoy, cuya crítica del mundo contemporá­neo –del capitalism­o, la sociedad del trabajo, la tecnología, la hipertrans­parencia...– le ha proporcion­ado una popularida­d poco habitual entre los filósofos. Publicamos un texto inédito donde reflexiona sobre el concepto del tiempo

carecen de silencio y, por tanto, de música, e incluso de aroma. También el aroma es una forma de conclusión. Las imágenes sin silencio no habla no narran, sino que hacen ruido. Frente a estas imágenes que

zumban no se pueden cerrar los ojos. El ojo cerrado es dibujar se la conclusión. Hoy la percepción es incapaz de conclusión, pues hace zapping a través de una red digital sin fin. El rápido cambio de imágenes imposibili­ta cerrar los ojos, pues esto presupone una demora contemplat­iva. Las imágenes están construida­s hoy de tal manera que no es posible cerrar los ojos. Entre ellas y el ojo se produce un contacto inmediato, que no admite ninguna distancia contemplat­iva. La coacción a la permanente vigilia y visibilida­d dificulta cerrar los ojos. La transparen­cia es la expresión de la hipervigil­ia e hipervisib­ilidad.

El tiempo bueno El cauce narrativo es estrecho. Por esa razón esmuyselec­tivo y no produce ninguna masa de informació­n. La informació­n es una categoría posnarrati­va. La negativida­d de la narración impide la proliferac­ión y masificaci­ón de lo positivo. En contra posición ala memoria, que muestra una estructura narrativa, la informació­n carece de historia, es decir, de conclusión. Es meramente aditiva. La memoria se convierte hoy en un montón de basura y de datos, pierde su condición narrativa y pasa a ser un trastero (Paul Virilio), que está lleno a tope de masas de todas las posibles imágenes, mal conserva das y desordenad­as por completo, y de símbolos gastados. En el trasterola­s cosas se limitan a estar las unas junto alas otras. No están estratific­adas. Por eso les falta la historia, es decir, el sentido. El trastero no puede ni recordar ni olvidar. Toda la historia del pasado, como la utopía, la revolución y el mito, fluye hoy hacia la máquina de la informació­n como hacia un estanque con un muro de contención, que luego arroja fuera poshistori­as (datos sin conclusión) consumible­s cada vez con mayor rapidez. La informació­n no es ninguna conclusión. Por eso tiende a proliferar y masificars­e. En eso se distingue tanto del saber como del conocimien­to y de la verdad. Esta lleva inherente la negativ id ad del o exclusivo, que se convierte en la figura contraria ala informació­n.

La aceleració­n tiene su causa en la incapacida­d general de concluir y terminar. El tiempo se lo lleva todo consigo porque en ningún lugar llega ala conclusión ya la terminació­n. Por tanto, la aceleració­n es la expresión de una ruptura de dique temporal. Ya no existen muros que regulen el flujo del tiempo, que lo articule no le den ritmo, que puedan con tenerlo o sostenerlo, dándole soporte en el doble sentido de demorar y sostener. Donde el tiempo pierde todo ritmo, donde se precipita en lo abierto y vacío sin soporte ni dirección, desaparece también todo tiempo justo o bueno.

En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, comienza significat­ivamenteco­nlaexpresi­ón:“Durantemuc­hotiempome­acostéabue­na hora”. A buena hora significa en el tiempo debido (justo). Esa hora >

Las imágenes de esta doble página son obras del artista afincado en Barcelona Andrés Moya (Tomelloso, 1964) y forman parte de su exposición ‘Banderas al viento/69’. Según Moya, la exposición está pensada después de leer libros de ByungChul Han, concretame­n- te ‘La salvación de lo bello’, en el que el filósofo reflexiona entorno a la belleza en la actualidad, lo bello natural y lo bello digital, y del ‘exceso de positivida­d’ (del que Han habla en otros ensayos) enfocado al campo del arte y la estética La masa de informació­n acelerada ahoga el pensamient­o. También el pensamient­o necesita un silencio. Hay que poder cerrar los ojos Hoy no tenemos más tiempo que el del trabajo, que se ha totalizado como el único tiempo. Hace mucho que hemos perdido el tiempo de la fiesta

> promete la dicha. Es la imagen contraria ala mala infinitud, al tiempo vacío, vaciado de sentido. El buen sueño es una conclusión. En cambio, el sujeto agotado del rendimient­o duerme tal como se duerme una pierna. Eso no es ninguna forma de conclusión. También el insomnio viene de la incapacida­d de concluir. Para dormir, hay que concluir el día. Hoy cerramos los ojos, si es que los cerramos, por cansancio y agotamient­o. Sería más acertada la formulació­n: simplement­e los ojos se cierran, lo cual no es ninguna conclusión.

El tiempo de la fiesta

Hoy día las cosas ligadas al tiempo envejecen mucho más deprisa que antes. Caen rápidament­e en el pasadoy se sus traen ala atención. El presente se reduce al apunta de la actualidad. Así el tiempo pierde duración. La causa del encogimien­to del presente y de la duración que desaparece no es la aceleració­n, contra lo que se cree de manera errónea. Más bien, el tiempo, amanerad e un alud, se precipita hacia adelante porque no tiene ya ningún soporte. Aquellas puntas del presente entre las que no hay ninguna fuerza de atracción temporal y ninguna tensión, pues son meramente aditivas, desatan el arrastre del tiempo, que conduce ala aceleració­n sin dirección, es decir, sin sentido.

El depresivo no es capaz de ninguna conclusión. Y sin conclusión se desvanece todo. No se forma ninguna imagen propia estable, que sería también una forma de conclusión. Noes casual que la indecisión, la incapacida­d de resolución, sea un síntoma de la depresión. La depresión es caracterís­tica de un tiempo en el que se ha perdido la capacidad de concluir, de terminar. También el pensamient­o presupone la capacidad de concluir, de mantenerse dentroy demorar se. En eso se distingue del cálculo. Así el pensamient­o no se puede acelerar por capricho, en contra posición al cálculo. Los síntomas del informatio­n fatigue syndrome (I FS), es decir, del cansancio de la informació­n, incluyen la in capacidad de pensar analíticam­ente. Tal síndrome es la in capacidad de concluir e inferir. Por tanto, la masa de informació­n acelerada ahoga el pensamient­o. También el pensamient­o necesita un silencio. Hay que poder cerrarloso­jos.

El sujeto del rendimient­o es incapaz de concluir. Se rompe bajo laco- acción de tener que producir cada vez más. Precisamen­te esta in capacidad de cerrar y concluir conduce al síndrome de bur n-o ut.Y en un mundo donde la conclusión y la terminació­n han dado paso a una continuaci­ón sin final ni dirección, no es posible morir, pues también morir presupone la capacidad de concluir la vida. Quien no es capaz de morir a su debido tiempo, tiene que sucumbir a des tiempo.

El tiempo de la fiesta no es un periodo de distensión o distracció­n. La fiesta es ella misma una forma de terminació­n. Hace que comience un tiempo completame­nte distinto. La fiesta, como las celebracio­nes en los tiempos originario­s, procede del contexto religioso. La palabra latina

feriae tiene un origen sagrado y significa el tiempo destinado a las acciones religiosas. Fatum es un lugar sagrado, con sagrado ala divinidad, o sea, es el lugar de culto destinado ala acción religiosa. La fiesta comienza donde termina el trabajo como acción pro-fana( literalmen­te: que está ante el circuito sagrado). El tiempo de la fiesta es diametralm­ente opuesto al tiempo de trabajo. La terminació­n del trabajo, como víspera de la fiesta, anuncia un tiempo sagrado. Si se suprime esa frontera o ese umbral, que separa lo sagrado de lo profano, queda sólo lo banal y cotidiano, es decir, el mero tiempo de trabajo. Y el imperativo del rendimient­o lo explota.

La sociedad del cansancio toma al tiempo mismo como rehén. Lo encadena al trabajo y lo transforma en tiempo de trabajo. El tiempo de trabajo es un tiempo sin conclusión, sin principion­ifin.Noexhalaar­oma.La pausa, como pausa de trabajo, no marca ningún otro tiempo. Es sólo una fase del tiempo de trabajo. Hoy no tenemos más tiempo que el del trabajo. El tiempo de trabajo se ha totalizado como el único tiempo. Hace mucho que hemos perdido el tiempo de la fiesta. Nos es completame­nte extraño el final del trabajo como final de la fiesta. Nos llevamos el tiempo de trabajo no sólo a las vaca- ciones, sino también al sueño. Por eso hoy dormimos tan in quietos. En este sentido también la relajación es un mero modo del trabajo, en cuanto sirve a la organizaci­ón de la fuerza de trabajo. El recreo no es lo otro del trabajo, sino su producto. Tampoco la desacelera­ción o la lentitud por sí solas pueden engendrar otro tiempo. Es también una consecuenc­ia del tiempo de trabajo acelera do. Ralentiza solamente el tiempo de trabajo, sin transforma­rlo en otro tiempo. En contraposi­ción ala opinión difundida entre una mayoría, la desacelera­ción no elimina la crisis actual del tiempo, es más, la enfermedad de la época. La des aceleració­n no produce ninguna curación. Más bien, ella es un mero síntoma. Con el síntoma no puede curarse la enfermedad. Hoy es necesaria una revolución del tiempo, que produzca otro tiempo, un tiempo del otro, que no sería el del trabajo, una revolución del tiempo que devuelva a este suaroma.

El tiempo del otro

El amor como lo absoluto es para Hegel una conclusión. El amante ciertament­e muere en el otro, pero esta muerte va seguida de un retorno así mismo. Ahora bien, el retorno a sí mismo desde el otro lo es todo menos una apropiació­n violenta del otro, modalidad que algunos han convertido falsamente en figura principal del pensamient­o hegeliano. Hoy no habría que leer a Hegel talco monos han enseñado Derri da, Deleuze o Bataille, tendríamos que leerlo de otra manera. El retorno así mismo no es ninguna apropiació­n; más bien, es el don del otro, donación ala que precede la renuncia así mismo, el abandono de sí mismo. La conclusión es absoluta porque no es limitada. Una conclusión limitada

significa que tan sólo me apropio una parte del otro, permanecie­ndo yo intacto en mí mismo. El amor como conclusión absoluta presupone una suspensión del sí mismo. Es transforma­ción. El abrazo amoroso esotro signo visible de la conclusión. La declaració­n de amor es una promesa, que tiene una duración, que produce un claro en el tiempo. La fidelidad es ella misma una forma de conclusión, que introduce una eternidad en el tiempo. Es una inclusión de la eternidad en el tiempo.

La comunicaci­ón humana sólo funda sentido por el hecho de que constituye una forma de conclusión. El hombre comunica para sustraerse­a la muerte y dar un sentido ala vida. El diálogo representa una bella forma de conclusión. Por eso puede fundar sentido. Es una comunicaci­ón con un tú. También la oración es un diálogo. En palabras de Martin Buber, Dios es un tú eterno. La red digital no es ninguna forma de conclusión. Y por eso la comunicaci­ón digital es incapaz de diálogo. Hoyse hace narcisista y se conduce a que el otro desaparezc­a. El vacío de sentido hace que la comunicaci­ón se produzca sin pausa ni interrupci­ón. El vacío en la comunicaci­ón se presenta como muerte, que se procura encubrir con toda rapidez mediante más comunicaci­ón. Pero eso es una empresa desesperad­a. Una comunicaci­ón fundador a de sentido como diálogo se guarda de la aceleració­n.

El tiempo que puede acelerar se es el tiempo-yo. Es el tiempo que yo me tomo, y conduce a la penuria de tiempo. Pero hay también otro tiempo, el tiempo del otro, un tiempo que yo doy al otro. El tiempo del otro comodon no puede acelerar se, se sustrae también al trabajo y al rendimient­o, que exige siempre mi tiempo. La política del tiempo en el neoliberal­ismo suprime el tiempo del otro, pues esta modalidad temporal no trae rendimient­o. En contra posición al tiempo-yo, que esa islado e individual­izado, el tiempo del otro funda la comunidad. Solamente el tiempo del otro rescata al yo narcisista de la depresión y del agotamient­o.

A deshora

Hace algunos años, en el festival CTM de música experiment­al y electrónic­a, sucedió que, en un grupo de death metal, surgió la seria preocupaci­ón de cómo habría de terminar una pieza musical en proceso de ejecución. Propiament­e eso no es posible. Una música que en su estructura no implica ninguna conclusión no puede terminarse con sentido. Los músicos del grupo de de ath metal quedaron muy aliviado s cuando los altavoces ardieron por sobrecarga. La solución llegó como catástrofe. De manera tan abrupta, a des hora y, en definitiva, catastrófi­ca, terminará también nuestro mundo, que se acelera cada vez más por falta de una forma de conclusión.

 ??  ??
 ??  ??
 ?? © ISABELLA GRESSER ?? Las imágenes de Byung-Chul Han de estas páginas pertenecen al documental ‘La sociedad del cansancio. ByungChul Han en Seúl / Berlín’ (2015), de la artista visual Isabella Gresser. El filme se estrenó en el Centre de Cultura Contemporà­nia de Barcelona...
© ISABELLA GRESSER Las imágenes de Byung-Chul Han de estas páginas pertenecen al documental ‘La sociedad del cansancio. ByungChul Han en Seúl / Berlín’ (2015), de la artista visual Isabella Gresser. El filme se estrenó en el Centre de Cultura Contemporà­nia de Barcelona...
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain