La psicología del azar
El hombre de los dados d eL uke Rh in eh art(Albany ,1932), debería llevar una fa ja en la que las autoridades literarias advirtieran: no tomarlo demasiado en serio. El autor, que nació con el nombre de GeorgeCockroft, estaba viviendo la aventura hippy en Mall orca a principios de los setenta cuando se encontró con un editor en Deià que vio un enorme potencial en su manuscrito. Su protagonista, también l lama doLukeRh in ehart,er aun psiquiatra de éxito que decide dejar las decisiones de su vida al azar, tirando los dados, y hacerlo extensivo a los trata- mi en tos de sus clientes .“Prescribía mis pacientes que dejasen el trabajo, abandonasen as uscónyuges,r enunciasen a sus aficiones, costumbres y hogares, que cambias en sus religiones, que alteraran sus horarios de sueño, alimentación, cópula, hábitos de pensamiento: abreviando que redes cubriesen sus deseo sin expresa dos ”, explica el buen doctor.
Se entiende que el libro triunfase como lo hizo al ser un exponente tan obvio del nihilismo post contra cultural pero en aquellos años muchos más hippies de DeiàaGoa debieron escribir cosas similares y nadie les leyó ni mucho menos se les reedita 45añosdespués. Elhombredelos dados tiene méritos suficientes. Está escrita con ar rojo, humor y más oficio del que parece pero no conviene perdonar le algunos desvíos que el paso del tiempo hace aun más sonrojan tes. El primer gesto salvaje del nuevo Rh in eh art liberado consiste en violar ala mujer de su socio y aunque la escena se resuelve con cierta pátina cómica –“vengo a violar te ”, le anuncia él como quien viene a pedir sal y luego, oh sorpresa, a ella le gusta–hay que tomarlo como loquees, una alerta roja. Lo dicho: la fa ja .|