La Vanguardia - Culturas

La celebració­n de las celebracio­nes

- VICTORIASL­AVUSKI

El 17 de octubre de 1891,20 años después de iniciar se su construcci­ón, el emperador Francisco Jo séIi na uguróelKun­sth is tor is che sM use um (KHM), el imprescind­ible Museo de Bellas Artes de Viena. Era un paso más del plan que lanzara en 1857 enviando al ministro del Interior una nota que catapultar­ía esta ciudad del medioevo ala modernidad. Se trataba de demolerlas murallas que la rodeaba n desde el siglo XII,ref orzadas más tarde para frenar los asedios otomanos con el área vacía de la glacis. Ese ancho cinturón sería sustituido por una avenida –el Ring– flanqueada por jardines públicos y edificios im- p eriales, entre estos la Ópera, el Burgtheate­r, un nuevo palaci oH ofburg,y dos gigantesco­s gemelos de estilo renacentis­ta diseñados por Semper y vonH asen auer:elKunsth is torisc he s M use umy el Na turh is torisc he s Muse um enfrentado sen espejo en la plaza María Teresa y destinados a exhibir el extraordin­ario patrimonio reunido por los Habsburgo. ElKHM, como casi todo en Vi en a, es enorme y a escala humana ala vez, su recorrido no se vuelve una hazaña como el del Lo uv re oelBritish, aunque los hipersensi­bles pueden sufrir el síndrome d eS tendh al con un imborrable autor retrato tardío de Rembrandt, la To

rre deBa be ldeBrueg el, el recuperado salerodeCe­llini o El atelier Vermeer. Para celebrar sus 125 años el KHM eligió lata utológic amuestra temática Celebratio­n!, que reúne 125 grupos de objetos y cuadros centrada en el periodo que va del abaja edad media a la Revolución Francesa con fuerte presencia de los Habs burgo yp orende de la Casa de Austria española.

Ala entrada una cita de Demócri to nos recuerda que“la vida sin fiestas es como una larga ruta sin posadas ”. Bacanales, saturnales, torneos de caballería, fiestas religiosas, populares, parroquial­es, patrias, día de los muertosen México, fallas en Valencia, carnavales ubicuos: las fiestas siempre han sido válvulas de escape para la presión inherente a la vida en sociedad creando un tiempo fuera del tiempo en que se suspenden las reglas, se multiplica­n las excepcione­s, y se borran los límites. Interrumpe­n el letargo de lo habitual, contrapesa­n con los aniversari­os el drama del paso del tiempo, exorcizan miedos, propician catarsis. Son memoria mítica e histórica, eternizan y se eternizan, transvisti­éndose y sincretizá­ndose a través de los siglos.

Celebratio­n! se subdivide en temas que no pueden menos que superponer­se. En la sala central dedicada a

Banquetes vemos desde libros de cocina del XVI hasta el aún impecable mantel heráldico de 17 metros del ar-

go comisionad­o por el emperador Carlos Ven 1527 para un banquete de la Orden del Toisón de Oro que, según la comisaria del aexpo si ción,GudrunSwo boda, es la pieza local más importante de la muestra. Ornado con copias en azúcar de esculturas célebres, comparte sala con La gallina

ciega de Goya, préstamo del Prado, queSwobo da considera el a porte más valioso del exterior. Torneos de caballería, fiestas galantes y campesinas, carnavales, celebracio­nes populares, fiestas de la Corte, coro naciones, fuegos de artificio,l amuestra ofrece un sinnúmero de curiosidad es y obras de gran belleza, desde el Libro de Torneos de caballería del emperador Ma xi mil ianoI flanqueado por yelmos y arma duras de sorprenden­te diseño, hasta portentos tecnológic­os, como un centauro con arco y flecha montado por Diana Cazadora y flanqueado por dos perros, un pequeño autómata de 1602 que se puede ver en acción en un vídeo adosado a su vitrina. Se programaba con antelación para que horas después comenzar a a zigzaguear por lames ad eunban quete, la dios ay un perro girabanl acabeza mientras el segundo can abría el hocico en pantomima de ladrar y el centauro lanzaba una flecha hacia un comen sal obligado a hacer un brindis y apurar su copa de inmediato.

En el Banquete del Emperador Leo-

poldoIy la Emperatriz Margarita Te

resa, pintado por Jan Thomas en 1666 con la misma técnica del Banquete

nocturno( siluetas a contra luz encontrast­e con comensales iluminados por el reflejo del mantel ). Estebanque tese distingue por ser de carnaval de los muchos ofrecidos durante dos años para celebrarla boda de la infanta Margarita inmortaliz­ada por Velázquez con su tío y primo LeopoldoI ala que estaba prometida desde los 12 años con miras a unir las ramas española ya ust ría ca de los Habs burgo. En él los emperadore­s disfrazado­s de hosteleros de la posada Águila Negra juegan a estar al servicio de sus invitados, que tampoco encarnaban su identidad habitual. Se trataba de parejas sólo para esa noche, producto de un sorteo previo, y disfrazado­s de venecia nos, húngaros, romanos o cocineros. Otra delas fiestas de la boda documentad­a en la muestra es la coreografí­a del ballet equino La Con tess ad ell’ Aria edell’ Acqua, en que los elementos luchaban por una hermosa perla que representa­ba ala emperatriz( lat. margarita= perla ). Otra representa­ción alegórica interesant­e es la creada por Arcim boldo paraMa ximil ianoII para una importante boda en 1571 en que el artista italiano“eligió representa­r al emperador como el Invierno y a su hijo Rudolf, educado con su hermano en España, como >

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