La Vanguardia - Culturas

Después de Vietnam

Narrativa Newton Thornburg retrata el horror social de los años 70

- ROBERT SALADRIGAS

En 1975 terminó la brutal guerra de Vietnam, que había durado veinte años y resuelto en una inesperada y humillante derrota. Aquel mismo año apareció oportuname­nte una afiladanov­ela, Dog soldiers, de Robert Stone (National Book Award, 1975), panorama de un gran país inhóspito, en caída libre, que había perdido todo asidero moral. Hoy la obra de Stone es un texto clásico sobre el asfixiante horror social que se extendió tras la muerte de Kennedy y el fracaso bélico en la jungla asiática. En 1976 Newton Thornburg (Illinois, 1929Washin­gton, 2011) se revelaba autor de una extraordin­aria novela post-Vietnam, Cutter y Bone, hasta ahora no traducida al castellano y que ahora lo ha sido por la misma traductor a de Dog soldiers, Inga Pellisa.

Cutter y Bone es sin duda uno de los pilares de la narrativa de los años setenta liderada por los posmoderni­stas, Pynchon, Gass, Barth, Coover o Gaddis. Pero Thornburg, redactor publicitar­io, interesant­e artista abstracto y dotado de una agudizada percepción de la realidad, trazó en una historia empapada de realismo la mejor– para mí–descripció­n del o que aconteció en Estados Unidos cuando los guerreros regresaron a un hogar en el que nadie los aguardaba, y los que sin haber experiment­ado los efectos desgarrado­res de la guerra en propia carne compartier­on la desesperac­ión y la ausencia de futuro.

Los dos personajes están encarnados por Cutter, un mutilado en combate, un horrible despojo humano sin encaje en la agotada sociedad norteameri­cana que deliberada­mente busca ignorar lo y así fomenta sus impulsos de venganza, y Bone, un tipo que ha renunciado a suposición de ejecutivo, apoya al camarada naufragado y se deja arrastrar por los delirios salvajes de una sociedad ala defensiva. Pienso que mientras la Segunda Guerra Mundial permitió ser representa­da en su versión grotesca por una novela deliciosa que ha sobrevivid­o al tiempo y a las corrientes, Trampa 22 de Joseph Heller, uno de los grandes hitos de la literatura que brotan de la cima del odio y la barbarie des atados, la posguerra de Vietnam da paso a historias desoladas, lívidas, de un dramatismo humano sin grandeza, frustran te y conmovedor. Me viene a la memoria el recuerdo escalofria­nte de Árbol de humo (2007) de Denis Johnson, tan posterior a los hechos y tan contundent­e e intemporal que leída hoy sigue provocando ronchas. La diferencia es que Cut ter y Bone fue concebida y escrita cuando los fuegos todavía ardían en el delta del Me kong y el pueblo norteameri­cano, sumido en el dolor, la vergüenza y la culpa, llegó al extremo de confundir a los héroes rotos, sin rescate posible, auténticos cadáveres en vida, con los enemigos que habían obligado a arriar la bandera pisoteando el orgullo nacional.

Ateniendo al orden y la norma del realismo, Thornburg construye desde una sensibilid­ad psicopolít­ica de apariencia sencilla la historia totalmente circular dedos hombresint­er-dependient­es y ambos subsidiari­os de las trampas históricas que les tendieron. El cierre del relato que se inicia en Santa Barbara y finaliza –desenlace resuelto de forma brillante, impecable–en una carretera de Oklahoma rumbo al norte, de pronto obliga a admitir que la escritura de Thornbur gen estelib roseas ocia con la intensidad de algunas páginas de Cormac McCarthy (Suttree o No es país para viejos). Sin rastro de épica, claro está, porque inmediatam­ente después de Vietnam sólo prosperó, en medio de la desmoraliz­ación general, la locura, la violencia y la muerte. No hubo espacio para los sueños .|

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GETTY Soldados norteameri­canos en un vehículo armado, Vietnam, 1966

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