No hay respiro
En 2014 se publicó su primer thriller, El nadador. Una narración de espías y persecución en el mapa de esta Europa donde, para empezar, su parlamento mismo es cuna de oscuros secretos. En él trabaja la sueca Klara Valldéen que en pocos días –segundos de vértigo, para el lector; todo en Joakim Zander (Estocolmo, 1975) es sinónimo de vértigo y amenaza– se convierte en punto de mira.
Klara vuelve a aparecer en esta nueva novela que tiene Suecia –una vez más– como destino final. Su vida –signada por aquel novio que trabajaba en su tesis sobre crímenes de guerra, y por su padre espía en los ochenta–se cruzará con la de un notorio personaje: Yasmine, una sueca que trabaja para la alta publicidad, ola alta manipulación, en Nueva York.
Zander, abogado que trabajó en el Parlamento yen la Comisión Europea, tiene un extraño y letal poder. Describe con veracidad alucinante una reunión de jefes–creadores de tendencias–que atrapan todo lo que se mueve, desde Londres a Nueva York, sea un graffiti o cualquier otra explosión genuina para procesarla hasta volverla una moda. Pero esta vez es Yasmine quien crea una tendencia por una única razón: en algún lugar de Estocolmo se esconde su hermano, reclutado hace años por el yi ha dismo. En estas y otras escalofriantes esferas este joven escritor se mueve con ar rojo. Zander se lanza a una carrera a tres pistas con materiales espinosos, explosivos. Es imprevisible y sus personajes suenan reales. |