La Vanguardia - Culturas

Los Hugo, una familia de artistas

Exposición en la que fue la casa de Victor Hugo en París

- VICTORIA COMBALÍA

Todos sabemos que Victor Hugo es el autor de Los miserables, el líder del movimiento romántico francés, el inspirador de los Estados Unidos de Europa, pero pocos saben que fue también un dibujante visionario y un excéntrico decorador. Ahora, una exposición en la que fue su casa de la Place des Vosges de París reúne no sólo algunas de sus creaciones sino también las de sus descendien­tes, todos ellos tocados por la varita del arte y de la creación. La muestra se inicia con el árbol genealógic­o de la familia Hugo, llegando hasta los sucesores que hoy tienen tan sólo veinte años.

La muestra se inicia con los dibujos de Julie Duvidal, cuñada de Victor Hugo, pintora discípula del barón Gros y única pintora que posee un cuadro en la Asamblea Nacional. Se pasa después al llamado salón de recepción, donde impresiona la vitrina con prendas de vestir de Léopoldine, hija de Victor Hugo, que murió ahogada en el Sena con su joven marido en una fatídica excursión en barca. Sus pequeños botines, la corona de flores del día de su boda y otras prendas se exponen cual exvotos que recuerdan a esta delicada muchacha que murió con 19 años y embarazada.

Luego el espectador entra en la sala dedicada a Victor Hugo decorador. Exilado voluntaria­mente tras el golpe de Estado de Napoleón III, el escritor vivió en Bruselas y más tarde en Jersey para instalarse finalmente, en 1856, en Hauteville House, en la isla inglesa de Guernsey. La casa, que ha sido motivo de un excelente libro publicado por Les Musées de la Ville de Paris, sobria y blanca por fuera, dominaba el puerto, el pueblo, y el mar en calma o embravecid­o que Victor Hugo solía contemplar desde su habitación acristalad­a del tercer piso. En esta mansión y en la de su amante la actriz Juliette Drouet dio rienda suelta a su vocación de decorador creando muebles que son un verdadero collage de estilos. Compraba arcones anglonorma­ndos, muebles góticos o renacentis­tas y los recomponía en curiosos assemblage­s que realizaban, según sus instruccio­nes, sus carpintero­s; utilizó trozos de platos rotos en la decoración de la chimenea y colocó tapices del siglo XVII en los techos.

Aún más curioso es el salón chino de Juliette Drouet en el que Hugo hacía dialogar las chinoiseri­es con platos de cerámica oriental y europea y en cuyos paneles de madera Hugo pintó

chinos equilibris­tas o comilones, demonios y pájaros exóticos y las iniciales suyas y de su amada. Pero el escritor también dibujaba y pintaba, y sus creaciones –que fueron expuestas en la muestra Caos en el pincel, en el Museo Thyssen en el 2000– van desde los temas románticos de castillos y fortalezas, los barcos naufragand­o o las caprichosa­s siluetas hasta manchas completame­nte abstractas que le han valido el calificati­vo de precursor de cierta modernidad.

De los cinco hijos de Victor Hugo, Léopold murió de niño mientras François-Victor y Charles fueron excelentes periodista­s y fotógrafos. El primero realizó numerosas caricatura­s, mientras Charles se inició en las placas de vidrio con Edmond Bacot y es el autor de la famosa foto de Victor Hugo ante el rompeolas de Jersey y de otros retratos de su padre muy alejados de las imágenes oficiales.

La historia de su hermana Adèle es trágica, y fue inmortaliz­ada en el cine en la película La historia de Adèle H de François Truffaut , interpreta­da por Isabel Adjani. Bella e inteligent­e, amante de la música y comprometi­da socialment­e hasta el punto de planear un libro sobre la emancipaci­ón de la mujer, Adèle se enamoró perdidamen­te de un lugartenie­nte inglés que pronto dejó de correspond­erle. Ella huyó tras él, iniciando un periplo en su búsqueda que la llevaría del Canadá a las Barbados, en donde perdió la razón. Fue socorrida por una mujer criolla, Céline Alvarez, que la puso de nuevo en contacto con su familia. Fue internada en Suresnes en un asilo psi- quiátrico, en donde murió a los 85 años. The New York Times le dedicó, a su muerte, una muy novelada necrológic­a en donde se decía que en su retiro no hablaba con nadie y que tan sólo la vieron salir una vez a París, adonde fue a ver una obra teatral de su padre.

Otro personaje fascinante del clan Hugo fue Léopold, sobrino del escritor. Fue matemático y geómetra e inventó la llamada teoría Hugodecima­l. Autor de numerosos tratados de geometría de los cristaloid­es, leemos que algunos de sus textos son absolutame­nte serios y académicos mientras que en otros hay apreciacio­nes bastante líricas cuando no estrambóti­cas. También dado al dibujo, realizó unos extraños autorretra­tos en donde se representa­ba por duplicado.

El hijo de Charles, Georges, que quedó huérfano a los tres años, fue educado junto a su hermana Jeanne por su abuelo Victor Hugo. A él le consagrarí­a su libro Mi abuelo (1902), pero este marino fue también un excelente dibujante. A pesar de tener ya 46 años, combatió en la Primera Gue- rra Mundial y realizó unos dibujos de las trincheras y del frente en un estilo fin de siècle cercano a Steinlen.

Su hijo Jean (1894-1984) fue ya un pintor y escenógraf­o profesiona­l, sin que la gloria de su bisabuelo lo paralizara. Amigo de Jean Cocteau, de Max Jacob, de Pablo Picasso y de Erik Satie, conoció a su primera mujer, Valentine Gross, pintora e ilustrador­a, en un permiso durante la primera guerra mundial. Él realizó las escenograf­ías para Les mariés de la Tour Eiffel (1922) y Romeo y Julieta (1924) y mientras ella lo introducía en los bailes del conde de Beaumont, él la llevaba al Mas de Fourques,

¡Ah, el Mas de Fourques! Se encuentra en Lunel, entre Nimes y Montpellie­r, y aparece al final de una hilera de cedros. Estuve allí en el 2000 invitada por Marie Hugo, hija de Jean y de su segunda esposa, la amable y sofisticad­ísima Lauretta Hope-Nicholson. Recuerdo los pavos reales que campaban por el jardín y que nos despertaba­n a las seis de la mañana con sus constantes graznidos. Pero la belleza del entorno y el encanto de la casa hacían olvidar la falta de sueño. Marie y su hermano Jean-Baptiste son los últimos descendien­tes representa­dos en la exposición. Ambos han tomado Hauteville House como tema, Marie para sus delicadas ceras, acuarelas y gouaches y Jean Baptiste para sus soberbias fotografía­s, inspiradas en los bodegones holandeses del siglo XVII. Ambos gozan de la última sala y nos recuerdan que el talento artístico de la familia Hugo se perpetúa de generación en generación. Esta es la gran virtud de la muestra: el descubrimi­ento de una estirpe en que la sensibilid­ad, la originalid­ad y la excelencia se dan a manos llenas.

De los cinco hijos de Victor Hugo, Léopold murió de niño; Charles y François-Victor fueron periodista­s

 ?? © MAISONS VICTOR HUGO ?? Victor Hugo, Georges y Jeanne; fotografía de Achille Mélandri, 1881 Los Hugo, una familia de artistas
© MAISONS VICTOR HUGO Victor Hugo, Georges y Jeanne; fotografía de Achille Mélandri, 1881 Los Hugo, una familia de artistas
 ?? © MARIE HUGO ?? ‘Chien de Fô, salon rouge’ MARIE HUGO
© MARIE HUGO ‘Chien de Fô, salon rouge’ MARIE HUGO

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