Amor, poder y filosofía
Sale a la luz una gran biografía de Pedro Abelardo, escrita en el exilio, en Francia y en México, por Lluís Nicolau d’Olwer, erudito, humanista, fundador de Acció Catalana y Ministro de Economía de la República
Llegamos a la página 461 de Pere Abelard. Un humanista del segle XII de Lluís Nicolau d’Olwer. Gracias a la magnanimidad de Pedro el Venerable, abad de Cluny, los restos mortales de Abelardo han salido furtivamente hacia el monasterio del Paráclito, donde las recibe Eloísa, amante, esposa y corresponsal apasionada. ¿Por qué furtivamente? Porqué Abelardo había sido condenado por hereje y trasladarlo con solemnidad hubiera significado una glorificación póstuma. “Fins al segle XVII hi hagué a Saint-Marcel un monument funerari que els monjos creien que havia estat erigit en memòria de Pere Abelard”. The end.
¿Cuantas novelas actuales se pueden comparar por intensidad, interés narrativo y densidad humana a esta biografía de Abelardo que Lluís Nicolau d’Olwer (Barcelona, 1988Ciudad de México, 1961) escribió a lo largo de veinte años de exilio? ¿Qué libro, como este, consigue trasladar al lector al siglo XII, hacerle vivir las disputas entre teólogos, la competencia entre monasterios, la rivalidad entre maestros, la adoración y el odio de los discípulos? ¿Y qué personaje íbamos a encontrar como este Pedro Abelardo? Estudiante nómada, clérigo errante, caballero de la dialéctica, monje por vergüenza, dia- léctico herético, indómito rinoceronte, abad de un monasterio rebelde, monje radical.
Enfermo de orgullo, hasta en los momentos en los cuales se juega la vida. Calculador, cuando siguiendo los consejos del Ars amandi de Ovidio decide conquistar a la sobrina de Fulberto, canónigo de la catedral de París. Arrebatado por el amor de Eloísa, voluptuoso, lujurioso. Glacial, cuando se reencuentra con la mujer, que ahora es abadesa, y ella declama su amor, en unas cartas en- cendidas. Y entonces Abelardo guarda la distancia, procurando no comprometerse, para no otorgar ninguna oportunidad al amor. Y menuda sagacidad, la de Nicolau, cuando Eloísa se hace monja, siguiendo el consejo de Abelardo, y dice que es como si se tratara de un crimen pasional. Porque Abelardo mata a la chica, la saca de la circulación para que no pueda vivir el amor con otro, y ella es viuda de un hombre vivo. Los pasajes que Nicolau dedica a hablar de la relación entre Eloísa y Abelardo podrían figurar en una antología de las mejores páginas de la literatura amorosa escritas en catalán.
Pere Abelard. Un humanista del segle XII es uno de los libros más importantes que se han publicado este año, una lectura que absorbe: no se dejen engañar por la apariencia erudita. El original se conservó entre los papeles de Nicolau d’Olwer depositados en el Institut d’Estudis Catalans. Josep Batalla ha cubierto las lagunas (de citaciones y arte final), con una labor de revisión que para ser perfecta hubiera debido culminar en un prólogo escrito con entusiasmo pegadizo.
Lluís Nicolau d’Olwer alternó la actividad erudita, la divulgación humanística (con dos libros preciosos: El pont de la mar blava y L’expansió de Catalunya en la Mediterrània Occidental, de 1926 y 1929), con la acción política en tiempo de la República. Fue concejal del Ayuntamiento de Barcelona, Diputado en Madrid, Gobernador del Banco de España y Ministro de Economía. ¿Se imaginan a Carlos Solchaga o a Rodrigo Rato escribiendo un libro así? No nos merecemos venir de donde venimos.
¿Cuantas novelas actuales se pueden comparar por interés narrativo con este gran libro?