La generación del ‘yo’ en la literatura catalana
La literatura catalana vive un momento de gran renovación. Si el siglo XX fue, en palabras de Joan Triadú y de Enric Casasses (por citar dos figuras muy alejadas una de otra) un “siglo de oro”, el impulso sigue con diversas promociones de autores que dan
Ya no existen generaciones, ni promociones, ni grupos, ni bandas: cada uno a lo suyo. Hemos seleccionado a cinco escritores entre 34 y 39 años, entre los que más destacan, para explicar que en los últimos tiempos han pasado muchas cosas, que han surgido nuevos narradores en catalán y que hay buenos libros. Para los que aún no lo saben o andaban algo distraídos: aquí va un retrato de la literatura catalana de hoy: Albert Forns, Cristian Segura, Alicia Kopf, Martí Sales y Llucia Ramis. Un retrato ,no el retrato. Podríamos trazar otro, o otros: hay más escritores y obras que escoger.
Cinco preguntas enviadas por e-mail (¿Tienes familia literaria? ¿Vas en grupo o vas solo? ¿Literatura y qué más? ¿Por qué escribes? ¿Qué te gustaría que pasara?). Cinco respuestas individuales en cinco bares de Barcelona.
Familia literaria
Empieza Albert Forns: “Salgo, físicamente, del bar Horiginal (en la calle Ferlandina, delante del Macba), de lecturas de poesía, que eran una manera de vehicular oralmente textos breves. Allí encuentro la familia literaria: el entorno en el que puedes discutir de ciertas cosas, el lugar donde cada miércoles te encuentras con gente del mundo de la literatura. Yo no venía de ninguna Filología. Estudié Periodismo, no encontré un ambiente literario, con la excepción de algunos profesores. El Horiginal fue un lugar de formación”.
Cristian Segura: “Yo salgo de una familia de la burguesía media-alta de las Tres Torres. Tuve un abuelo que era una eminencia médica y humanística: Francisco Arasa. Era muy germanófilo, lo que me ha aproximado a Alemania, al idioma y al país, donde he vivido. Me he formado por mi cuenta. Lo que me diferencia es que desde muy jovencito quería ser periodista, de la escuela New Yorker: Joseph Mitchell, Peter Hessler, Jon Lee Anderson me encantan. Y también Leila Guerriero, Enric González o Emmanuel Carrère”.
Alicia Kopf: “Siempre digo que Vila-Matas y su concepto de autoficción me han permitido explorar una voz narrativa que sin él hubiera tardado mucho más en desarrollarse. Existen otros autores que me han marcado en la novela Germà de
gel: Sebald y el hecho de construir un relato a partir de la investigación, de la obsesión y del viaje. Leviatán o la ballena de Philip Hoare me ha influido a nivel del montaje: he sido como un director de cine que va filmando escenas y después las coloca de manera que les yuxtaposiciones de secuencias creen significados interesantes. También me ha ayudado la idea de exonovela de Fernández Mallo: hacer referencia a cosas que están en internet y que pueden remitirte a un viaje hacia la red”.
Martí Sales: “Lo que resume la relación que tengo con la familia es la palabra biblioteca. En casa había muchos libros en muchas lenguas: era como tener un parque de atracciones. Mi padre escribía libros infantiles y juveniles y mi madre es ilustradora y traductora del hebreo. En medio de todo esto, un tocho de color opaco que era Incerta
glòria. Joan Sales era tío de mi padre. Por prejuicios típicos te rebotas con lo que tienes más cerca, y no la leí hasta los veinticinco años, cuando ya había leído de todo: me quedé flipando. Como que era tíoabuelo tampoco he sentido un peso superterrible. Nosotros no somos posmodernos, somos lo que viene luego a lo que algún día se tendrá que poner un nombre”.
Llucia Ramis: “Tengo una tía belga, Caroline Lamarche, que es escritora y publica en Gallimard. Y la familia literaria... la abuela sería Enid Blyton y los libros de Los cinco, después Michael Ende y La historia interminable y más tarde ya vino Susan E. Hinton y Rebeldes: cuando me enteré que lo había escrito a los catorce años decidí que quería ser escritora. En Barcelona, con dieciocho años leí a Bukowski,
Rayuela de Cortázar, Saul Bellow o Nada de Carmen Laforet, que me influyeron mucho”.
¿Vas en grupo o vas solo?
Forns: “Todos escribimos solos. Pero tengo un grupo de amigos que son de este mundo. Todo el día estamos hablando de literatura: ¿cómo haces esto, cómo haces aquello? Son más coincidencias generacionales que literarias: com-
Albert Forns No había ambiente literario en Periodismo. El bar Horiginal fue un lugar de formación Cristian Segura Me he formado yo. De muy jovencito quería ser periodista de la escuela ‘New Yorker’ Alicia Kopf Las artes visuales van siempre más rápido. Pero echaba de menos la escritura
partimos la misma precariedad”.
Ramis: “Yo no voy nunca en grupo: voy siempre de individuo en individuo. Mis amigos no son escritores. Ahora soy sociable porque me toca serlo por el trabajo pero antes no lo era: al revés, no me gustaba la gente y nunca tenía interés de conocer a nadie. Voy a mi aire”.
Segura: “No tengo grupo o pandilla: si que, con amigos concretos , puedo hablar de cuestiones literarias o periodísticas. Eso que hacen Marsé o Sagarra, que quedan el domingo: me gustaría ir un día pero no cada semana”.
Sales: “Yo soy mucho de colectivo, pero no de colectivo literario. Tengo amigos que son mayores y amigos que son jóvenes, y no podría decirte: mira con este estoy haciendo el mismo recorrido”.
Kopf: “Ir en grupo o ir solo sólo no son conceptos antagónicos. Además, puedes conectar con los vivos o con los muertos. Yo he tenido tendencia a conectar más con los muertos, porque en mi entorno no había gente que tuviera los mismos intereses que yo.”
¿Literatura y qué más?
Sales: “Entre mis primeras influencias están Rodari, Dahl, pero también Quentin Blake: también los ilustradores de los libros de leía. Moëbius, cuando descubrí el mundo del cómic. Cy Twombly, Gerhard Richter entre los artistas... Era dar un salto por encima del lenguaje que disparaba ciertas cosas interiores que me han acompañado toda la vida. Y evidentemente, la música que casi está al mismo nivel que la literatura, porque estuve diez años en una banda de rock & roll y sigo escuchando de todo” (y aquí viene una larguísima lista de referencias musicales: del free jazz a la música electrónica).
Forns: “Uno de mis mejores amigos es pintor. Yo me muevo mucho, voy a menudo al teatro, veo muchas exposiciones. Pero con los amigos escritores hablamos de literatura (y de la familia, y de borracheras...). Yo concibo los libros como una manera de hacer periodismo con una coartada novelística. No tengo la formación para poder escribir un ensayo serio sobre Albert Serra, llego hasta donde puedo y después me invento una excusa novelística para poder venderlo en las librerías”.
Kopf: “Cuando era adolescente me entendía mejor con los profesores de arte que con los de letras y me di cuenta que si iba a Filología me encontraría un contexto un poco osificado, más académico. Yo leía literatura vanguardista, me gustaban los textos de Dalí, me gustaba leer cosas divertidas. Si de pronto me obligaban a leer a Gal-
Martí Sales Al escribir pienso mejor. En el proceso de escritura se elabora un pensamiento literario Llucia Ramis Me da igual la fama. El premio máximo es estar escribiendo ahora lo que me da la gana