Trío de ases
Nos despedimos de Registros con tres novedades que investigan la relación de la canción de autor con las nuevas tecnologías, demostrando que todavía queda mucho por decir. En este sentido es deslumbrante la tercera entrega de Bon Iver, al unir temperamento melódico con altas dosis de experimentación, que incluso se trasladan a los títulos, aprovechando lo aprendido de sus colaboraciones con Kanye West, James Blake y Frank Ocean, para elaborar monumentos en los que su tristeza folk-pop convive de manera armónica con voces robotizadas por auto-tune y capas de distorsión electrónica.
La misma dicotomía entre tradición y brillo contemporáneo muestra Luísa Maita, cantautora que envuelve en su segundo álbum la esencia de samba y bossa con atrevidos decorados techno, mezclando cajas de ritmo y samples con instrumentos orgánicos para crear híbridos irreales y a la vez reconocibles; algo que ejemplarizan temas como Porao, bloco afro y dubstep, Na asa, cuya espacialidad conecta con la corriente del Tropical Bass, o un Ole, entre el downtempo y las guitarras twang, indicativos de su lograda redefinición del paisaje sonoro del nuevo Brasil.
El tercer as de la última partida es Nicolas Jaar (en la fotografía), cuya suntuosa música electrónica alcanza una dimensión desconocida en Sirens, una buena metáfora para sonidos que atraen irremediablemente, evolucionando desde el ambient hacia concreciones melódicas como The governor, unión de swing, drum’n’bass y free-jazz, el glam-digital de Three
sides of Nazareth, la post-cumbia de No, que delata su origen chileno, o el doo-wop futurista de History lesson. RAMON SÚRIO