“Soy, honestamente, orgullosamente, periodista”
Néstor Luján (Mataró, 1922-Barcelona, 1995) ha sido uno de los periodistas catalanes y españoles más importantes del siglo XX. A lo largo de más de cincuenta años de vida profesional escribió unos 25.000 artículos y publicó una setentena de libros sobre temas de historia, política, literatura, gastronomía, tauromaquia, tenis, boxeo y ornitología, entre otros. En 1943, cuando todavía no tenía veintidós años, empezó a trabajar en la revista Destino. Ejerció, sucesivamente, de cronista de toros, secretario de redacción, redactor jefe y director.
Durante mucho tiempo escribió la sección Al doblar la esquina, que, bajo la tutela de Josep Vergés, se convirtió en la primera columna de crítica a la degra-
dada situación urbanística y social de Barcelona.
Néstor Luján tenía una insólita capacidad para llegar al fondo de la mayoría de los temas que trataba hasta el punto de convertirse, a menudo, en uno de los máximos especialistas. Eso dificulta que el lector encuentre el hilo rojo que dé coherencia en este magma periodístico y literario. Pero el hilo está. En primer lugar, una curiosidad inagotable que es la característica singular de los grandes periodistas de todos los tiempos. Josep Pla, en el homenot dedicado a Salvador Espriu, lo dice así: “La xafarderia és la sal de la vida i de la literatura a tot arreu –perquè la cultura no és més que xafarderia”.
Esta curiosidad infinita es puesta al servicio de una visión liberal de la sociedad y los hombres y mujeres que la habitan. Néstor Luján se declaraba escéptico. Pero es un escepticismo que no le impidió nadar a contracorriente: liberal frente al franquismo, primero; y la cultura marxista, después. Los franquistas lo llevaron ante el Tribunal de Orden Público y lo expulsaron de la dirección de Destino .Y desde la izquierda antifranquista se le respetaba pero no se le entendía. Eso explica que Montserrat Roig acabara una larga entrevista en Jano afirmando: “Ciertamente, Néstor Luján se ha equivocado de época y de país”.
Escritor en castellano por origen familiar, Néstor Luján inició, a los sesenta y cinco años, una fructífera carrera como novelista en catalán. En el momento de morir había publicado ya nueve obras y había ganado algunos de los premios más prestigiosos del país.