Amenidad, espectáculo, cultura
Le pido a Xavi Ayén que me aconseje, para abrir boca, algunas de las 80 entrevistas que integran su libro. Y me dice: las de Elena Poniatowska, Lawrence Ferlinghetti, James Ellroy y Peter Handke. Las leo por este orden. Con ajustadas pinceladas ambientales, Ayén retrata a Poniatowska, descendiente del rey de Polonia y periodista entre pobres, presos y represaliados. Y, acto seguido, le hace perfilar a sus escritores coetáneos, demostrando con nota que la información no debe estar reñida con la amenidad. A Ferlinghetti, que echó al mundo literario a Kerouac o Ginsberg, lo presenta como un sabio bonachón, que compara el nacimiento de los beatnik con la llegada de la televisión. A Ellroy, Ayén lo exhibe como lo que es, un personaje ,un entrevistado-espectáculo, al que no le ahorra preguntas incómodas y del que saca todas las declaraciones imaginables e inimaginables. En Handke, por último, halla y difunde al escritor introspectivo, pero también preocupado por sus tiempos –“concentrarme me abre al mundo”, dice–. Y, aun siendo un autor más sesudo que los tres anteriores, Ayén lo acerca también al lector.
Amenidad, bonhomía (que no excluye pequeñas malicias), espectáculo y, por supuesto, literatura, reflexión y cultura. Todo eso aporta Ayén en sus entrevistas. Sabe penetrar en la intimidad de los autores y, a menudo, saca petróleo. A algunos, porque lo atesoran en abundancia. A otros, porque Ayén conoce bien su bibliografía –cada entrevista viene precedida en esta obra de cuatro recomendaciones de libros del autor–; porque prepara a conciencia sus conversaciones (aunque luego no lo parezca); y porque está siempre alerta, buscando en cada respuesta del autor una nueva y mejor pregunta que la que sigue de su cuestionario.