Medicina con nivel literario
Dos testimontos sobre la vida, el cuerpo y la enfermedad
Entre las numerosas memorias y ensayos escritos por médicos, recientemente se han publicado dos libros que destacan tanto por la singularidad de su punto de vista como por una calidad literaria que confirma la espléndida formación humanística de algunos doctores. Recuerda que vas a morir. Vive
cuenta cómo, tras diagnosticarle un agresivo cáncer de pulmón, el neurocirujano Paul Kalanithi (Nueva York, 1977-Palo Alto, 2015) entendió que iba a morir antes de los 40. Kalanithi había acompañado hasta el final a varias personas, había reflexionado sobre si valía la pena continuar respirando en según qué condiciones y siempre intentó ofrecer el mejor consuelo a familias y pacientes. Y entonces... Tolstói, William Carlos Williams, Beckett, toda esa literatura que hasta aquel momento le había inspirado soluciones y una forma de tranquilidad, alumbró su futuro: se extinguiría escribiendo.
Entre los libros concebidos mirando de cara a la muerte, el de Kalanithi despunta por su virtuosismo letraherido y porque en él el autor asume que, como el cáncer le ha convertido en alguien distinto, para enfrentar el crepúsculo debe forjarse una nueva identidad. Así, prepárense para contemplar a un enfermo terminal que resplandece con los brillos de un hombre nuevo.
Para empezar, Kalanithi echa un vistazo a su pasado incidiendo en el entrenamiento físico que le exigió una carrera donde se impo- ne la precisión y el control –un bisturí no puede titubear en el cerebro–; o en el descubrimiento de que “las grandes cuestiones suelen surgir en un contexto médico”.
También introduce a la relación que emprende con su posterior esposa, Lucy, a la crisis más o menos convencional que les sacude y a la reacción de ella cuando Paul recibe el diagnóstico: una lección de amor consumada con la fecundación del bebé al que está dedicado este libro. Aunque sobre todo se centra en los veintidós meses de enfermedad en los que igual vemos a Kalanithi leyendo compulsivamente en busca de alguna luz para “encontrar sentido a la muerte”, que explicando con rigor profesional las operaciones que le hicieron, acercándonos hasta el olor a carne quemada durante una cauterización.
Conste que, como señala Lucy en un epílogo que conmueve desde la sobria descripción de los hechos, Vive no es “el retrato sensacionalista de alguien muriéndose, ni tampoco una exhortación a disfrutar de la vida mientras puedas, sino: esto es lo que hay al final del camino”. Se trata de una obra hermosa que induce a repensar nuestros límites, preguntándonos por ejemplo cómo Kalanithi pudo escribir tan bien en semejante estado. A lo que el propio libro responde: por amor.
El otro título lo firma el escocés Gavin Francis (Fife, Reino Unido, 1975), aspirante a geógrafo hasta que le enamoró la anatomía y cambió el atlas terrestre por uno
Paul Kalanithi nos dio una lección de fuerza y amor poniéndose a escribir en sus últimos meses de vida Gavin Francis realiza un viaje poético por el cuerpo mezclando la descripción de los órganos con experiencias vividas
del cuerpo humano. Mantuvo, eso sí, la ambición exploradora y su currículum advierte que, entre la época que trabajó en urgencias y su actual empleo como médico de familia, pasó una buena temporada en la base Halley de la Antártida, aplicando sus conocimientos sobre heridos y enfermos a los que no sería posible evacuar durante diez meses. Francis también ejerció en un hospital del Tíbet, de modo que resulta casi consecuente que haya titulado Aventuras por
el ser humano a esta obra donde analiza las partes principales de nuestra estructura, desde el cerebro a los pies.
Como Kalanithi, Francis ha completado su formación a base de filósofos, poetas, novelistas, pintores... que le ayudan a describir los músculos del rostro o a señalar el vínculo entre la palabra pulmones y el término “espíritu” mientras contextualiza históricamente cuándo empezaron las cirugías de cáncer de pecho “a nivel industrial” y asegura que el patrón de heridas de guerra descrito en los libros de Homero se mantuvo hasta la aparición de la pólvora.
El ojo, el oído interno, la muñeca, el corazón, la cadera, el hígado... Francis ofrece elocuentes explicaciones y episodios que resumen la dimensión de cada órgano o miembro, incluyendo siempre experiencias vividas por él mismo que oscilan desde el hombre con un envase de ketchup incrustado en el recto a la anciana que expiró mientras le tomaba el pulso.
Transita del marqués de Sade a Galeno con sencillez y creatividad consiguiendo momentos divertidos o líricos, deslizando informaciones útiles –¡no incineres a nadie con marcapasos!–, defendiendo el electroshock o la eficacia de la crucifixión cuando lo que se clava es la muñeca, y en ocasiones llega a emocionar, que por algo es admirador de John Berger, al que visitó en su casa francesa para hablar de cuestiones oculares, de la ceguera de Borges también.
Se trata, en fin, de un agradable garbeo por nuestro cuerpo, de arriba a abajo literalmente, escrito por un médico de familia que ha aprendido tanto de Vasari como de la medicina militar. |
Paul Kalanithi Recuerda que vas a morir. Vive
SEIX BARRAL. TRADUCCIÓN: SANTIAGO DEL REY FARRÉS. 218 PÁGINAS. 18 EUROS
Gavin Francis Aventuras por el ser humano
PLATAFORMA. TRADUCCIÓN: JORGE RIZZO. 311 PÁGINAS. 20 EUROS