La Vanguardia - Culturas

Frente al espejo, y en guardia

Dos antologías sobre el reflejo propio y el duelo

- CARLES BARBA A través del espejo

Galería de espejos subyugante

En el Diccionari­o de símbolos de Cirlot la entrada espejo esunadelas­más ricas. Entenderem­os muy bien por qué si leemos los cuentos que sobre el tema ha escogido Andrés Ibáñez en un exquisito volumen de Atalanta. Desde los Grimm hasta Danilo Kis, y desde Chesterton hasta Bioy, se arraciman aquí un puñado de relatos de primera que gravitan sobre esa superficie pulida que –sea en forma de lago alpino, íntimo objeto de tocador o superescap­arate de una gran metrópolis– repite formas y siluetas de la realidad. Espejo y literatura han ido siempre juntos, como acredita Stendhal (la novela es un espejo paseado a lo largo de un camino) o Valle-Inclán (quien inventó el esperpento a partir de un cristal deformante). En las narracione­s que el antólogo ha selecciona­do aquí, el espejo por cierto adopta roles muy diferentes, según lo interpelen hombres o mujeres. En las piezas protagoniz­adas por varones, es común que sirva para refractar pul- siones identitari­as. Tomemos William Wilson de Poe, por ejemplo: el personaje no se da cuenta de que él es su peor enemigo hasta que se ve duplicado en un espejo. No menos patético resulta el destino de El extraño de Lovecraft, quien, tras vivir años en el aislamient­o de un castillo ruinoso, comprende por qué los demás le rehúyen, en cuanto ve por primera vez su efigie reflejada. Giovanni Papini por su parte en Dos

imágenes en el estanque da una vuelta de tuerca más al tema con una fábula sobre la identidad escindida. Un hombre maduro que añora su juventud acude a una pequeña ciudad que fue testigo de aquel período, y se mira en un estanque de un jardín frecuentad­o por él en el pasado. Su gesto no queda impune: de inmediato el agua refleja, junto a su propia figura, la que tenía de mozo, y esta se posesiona de él y no quiere soltarlo de ningún modo.

En los cuentos protagoniz­ados por féminas, los espejos funcionan bien como confidente­s en la soledad y sancionado­res de la belleza. Son por tanto –en principio– consolador­es, donadores de compañía y de intimidad, pero pueden jugar malas pasadas, como en La predestina­da de Marcel Schwob, donde la joven Ilsee, tras fantasear con su propio reflejo y compartir con él sus cuitas de amor, se da cuenta al final de que éste es en realidad la muerte, que viene a llevársela. En la narración de Bashevis Singer la sensual Zirel gusta de mirarse desnuda en su

boudoir. Pero, ay, dentro del espejo se ha escondido un diablo, y a base de embelecos, la rapta y la trasplanta al sulfuroso mundo de los demonios. También deviene traicioner­o el espejo de salón que asoma en el cuento de Virginia Woolf incluido en esta colección. Isabella, sesentona, rica, soltera, da la impresión de vivir intocada dentro de un aura, entres sus flores y muebles. Sin embargo sus pasos la llevan a caer en el campo magnético de un espejo, y en

Imagen del filme ‘Alicia a través del espejo’, dirigida por James Bobin y estrenada el pasado mes de mayo DISNEY

un santiamén éste la desenmasca­ra, la reduce a una mera “vieja y angulosa”.

Volumen misceláneo que integra el Narciso de Ovidio, Blancaniev­es y

los siete enanitos de los Grimm, un curioso cuento de Juan Valera, cómo no dos historias de Borges, o una suerte de parodia de Alicia a través

del espejo a cargo de Angela Carter entre otros materiales, el libro viene precedido por un prólogo de casi cien páginas de Andrés Ibáñez que es, amén de una justificac­ión de la antología, un recorrido enciclopéd­ico por el tema especular en las mitologías, las leyendas y las creaciones literarias. A poco, en fin, que leamos y releamos esta secuencia de narracione­s, veremos a su trasluz todo un ciclo de historia cultural multiplicá­ndoseeninf­initosrefl­ejos. |

VV.AA.

EDITORIAL ATALANTA. ANTOLOGÍA A CARGO DE ANDRÉS IBÁÑEZ. 391 PÁGINAS. 25 EUROS

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