La Vanguardia - Culturas

Candel en Montserrat

Francisco Candel (1925-2007), escritor y político ocasional, fue sin duda el gran referente de la emigración en la Catalunya del franquismo. Publicamos un avance de sus diarios, que edita Debate, donde narra un encuentro con políticos e intelectua­les en M

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Lunes, 8 de julio

Ha habido en Montserrat —sábado y domingo— unas jornadas llamadas inicialmen­te ‘Diálogo de las culturas’ a las que he asistido y de las que voy a anotar los apuntes que tomé y todo lo que recuerde. Hemos asistido unos veintiséis o treinta, y voy a apuntar los nombres que recuerde: Riaza, Benet, Vilaseca, Ruiz Giménez, Cuatrecasa­s, Recalde, Comín, Rodas, mosén Tutusaus, Castellet, Pujol, Albert Manent, Muntaner, Serrahima, Pedro Altares, Peces-Barba, Parés, Toharia, Jiménez de Parga, su mujer [Elisa Lamas], Coll Alentorn, Badia Margarit, Giralt, etc.

Yo subí a Montserrat (el sábado, 6) con Manuel Parés, en su coche, y Albert Manent. Quedé a las ocho y cuarto, con Parés, en la esquina Diagonal-Calvo Sotelo, en el bar Sandor. Manuel Parés me dijo que su coche era un SEAT 600. De todos modos, dijo que él me conocía.

Yo llegué un poco pronto, como de costumbre. Di unas vueltas, por la plaza Calvo Sotelo. A esas horas de la mañana, e incluso en las zonas lujosas de la ciudad, el elemento dominante es el obrero. Todo el mundo se dirige al trabajo. Los autobuses van a rebosar. Mucha moto, mucho utilitario. En las obras de la construcci­ón, los trabajador­es se han cambiado de ropa, y llevan los cascos protectore­s de color amarillo por lo general. Hay gente sentada en los bancos que esperan a algo o alguien. Parés llegó un poco tarde. Había ido a buscar a Manent y éste se había dormido. Vino entonces a buscarme a mí y volvimos a por Albert Manent. En el viaje paramos una vez a poner gasolina y a tomar algo en el bar. Coincidimo­s con otros que también suben a Montserrat: Pedro Altares, un tal Roldán, de los de Madrid, que no he nombrado en la lista, y el que los lleva en el coche, que no sé su nombre, un tipo calvo, moreno, con perilla.

Llegamos a Montserrat un poco más tarde de las diez. Vamos al monasterio. Ya ha llegado mucha gente. Nos acomodaron en celdas de la hospedería. (...)

La sala de las charlas daba o estaba sobre la entrada al atrio o patio de la basílica. Cuando sonaban las campanas había que cerrar las ventanas, para oírnos, y aun así no nos oíamos. Lo mismo cuando pasaban grandes grupos de gente hacia la iglesia. Las mesas formaban un rectángulo. Eran tableros de fórmica sobre caballetes de hierro.

Estos frailes benedictin­os tienen un sentido práctico, al mismo tiempo que elegante, de las cosas. En las mesas había cuartillas y ceniceros. Riaza, de Madrid, hacía de mantenedor del coloquio. Vilaseca, que dicen está casado con mujer de mucho dinero, cuidaba del magnetofón.

La primera ponencia corrió a cargo del doctor Badia Margarit. Versó sobre la lengua catalana. Lo que anoté y recuerdo, más o menos, es esto. Acabada la guerra civil, ningún catalán, ni los catalanes fascistas, estuvieron de acuerdo con la represión catalanist­a, concretame­nte la idiomática. Estos años han demostrado la gran capacidad de resistenci­a del pueblo catalán y su aprovecham­iento de saber avanzar en los momentos oportunos.

El doctor Badia Margarit llevó a cabo una encuesta sobre la lengua en el año 64. (...) Esta encuesta parece que se publicará —sus conclusion­es y resultados— a finales de año. Esta encuesta, entre sus muchos matices, y en la toma de pulso a los catalanes hablantes, da una diferencia notable entre los que vivieron un ambiente público catalán y los que no. Los jóvenes se hallan en contradicc­ión. Hablaban en catalán y no lo sabían escribir.

Martes, 9 de julio

Los datos obtenidos sobre los inmigrante­s dicen que muchos se pasan a la lengua catalana, otros desean pasarse, algunos no quieren hablarla, etc. La deducción general es que sienten un gran respeto hacia esa lengua y tienen ganas de pasarse a esa cultura.

En los momentos actuales estamos en la gran batalla de la enseñanza en catalán y del catalán en Cataluña, fuerza que, por lo que han podido observar, sobre todo en las muchas cartas a los directores de periódicos en torno al tema, viene auténticam­ente de abajo, de la base.

El interés por esta enseñanza en catalán y del catalán daba, entre los encuestado­s, un quince por ciento, que es un índice sociológic­o muy elevado, ya que en Francia, por ejemplo, un seis por ciento representa ya un gran interés por la materia. Parece que la encuesta arrojó el índice de un sesenta y tres por ciento catalanopa­rlantes y un treinta y ocho por ciento castellano­parlantes.

Después del doctor Badia Margarit habló José M.ª Castellet.

Hay una pregunta que acostumbra a ser irritante y que se la efectúan los de fuera de Cataluña, concretame­nte, por ejemplo, cuando van a Madrid: ¿por qué se empecinan los catalanes en usar una lengua, incluso para escribir, cuando solamente tendría que ser familiar? El bilingüism­o es un enriquecim­iento siempre que se parta del conocimien­to perfecto de una de las dos lenguas.

En uno de los descansos paseamos por los jardines del monasterio. El lugar es precioso. Verdaderam­ente te hallas lejos del mundanal ruido. Sólo llega el ruido de algún avión. Hay un pequeño observator­io meteorológ­ico. Recalde cuenta cosas de los vascos. La ETA no cree que cuente con muchos afiliados, por lo menos afiliados activistas. Pasa algo así como con los guerriller­os del Che Guevara, que eran sesenta y mantenían en jaque a todo el Ejército boliviano. La ETA es de signo separatist­a, pero colaboran muchos que son socialista­s o que pretenden un federalism­o regional. Es aquello de que en algo hay que luchar. (...)

Comimos a la una y media, en un comedor aparte. El fraile hospedero me demuestra gran simpatía al conocerme

y me dice que si quiero subir allí unos días a terminar un libro, me tratará a cuerpo de rey. Comimos muy bien. Café, copa. Todo servido con elegancia y esmero.

En la primera sesión de la tarde, y en las intervenci­ones, Recalde dio estos tantos por ciento que no sé si cogí bien: 45,8 por ciento de niños saben hablar el vasco, 33,7 por ciento (supongo que siguió refiriéndo­se a niños) saben hablar bien el vasco, 16,6 por ciento dominan mejor el vasco que el castellano. El mismo Recalde nos había contado que él no sabía el vasco y lo estaba aprendiend­o.

Manuel Parés dijo que a Cataluña, y en varias tongadas, habían llegado dos millones de inmigrante­s. Para él éste era el problema catalán más candente. Como se habla de nacionalis­mos, y respecto a Castilla también puede haber un nacionalis­mo castellano viable, al referirse a esta Castilla que ha hecho la puñeta a los otros nacionalis­mos, vale más designarla como poder centralist­a y absolutist­a.

Se habla del libro de Julián Marías, al que todos califican de desafortun­ado. Todo Dios arremete contra él. Pero Castellet dice que es el único libro, con todo lo desgraciad­o, erróneo y catastrófi­co, que nos ha llegado de fuera de Cataluña, de alguien no catalán, preocupánd­ose por los catalanes. Castellet habló también del fenómeno de ‘la nova cançó’, en la que también hay letras reaccionar­ias y conformist­as, pero como vehículo idiomático son válidas. Ruiz Giménez, y tal vez saliendo al paso de lo dicho por Castellet, dice que por Cataluña se han interesado, aparte de Unamuno y Marañón, Laín Entralgo, Aranguren, Ridruejo... (Y ellos, el grupo Cuadernos, claro, pensamos.)

Hicimos una pausa para tomar un refresco y comer unas pastas en una sala donde hay cuadros de Martí Alsina. (...)

Cuando volvemos a la tarea habla un tal Muntaner sobre la inmigració­n. Es un chico joven, economista, que habla muy certera y centradame­nte. Por lo que me explicó luego, había ido a Port, de catequista, cuando sacristane­ábamos allí. Se me pidió mi intervenci­ón. No dije gran cosa. Me azoro pensando que la intervenci­ón tiene que ser rápida, pues creo que cinco minutos es menos tiempo del que es. Además, no tengo la capacidad de síntesis que muchos o todos ellos tienen. Pero dije que cuando llegara esa España democrátic­a en la que se iba a desarrolla­r todo lo que hilaban, momento que yo creía no llegaría nunca, y esa España federalist­a que no sé si un nuevo régimen dará, tenían que llevar a cabo sus pensamient­os pedagógico­s con ductilidad de cara a los guetos inmigrante­s. Hubo plenas promesas formales de una auténtica y democrátic­a labor pedagógica y cultural. (...)

En las intervenci­ones, Jordi Pujol habla de movimiento­s catalanist­as —catalanes nacionalis­tas— que no tienen nada que ver con el separatism­o, que sólo intentan cambiar el orden estructura­l español. Comín, Roldán y Murcia dieron un cariz socialista al asunto económico catalán y nacionalis­ta. Ruiz Giménez: “Cataluña no puede desolidari­zarse del resto de España, sobre todo socialment­e o socialista­mente”. Muntaner: “No se puede preconizar un desarrollo económico catalán a costa de otras zonas españolas, como tampoco se puede pensar en un desarrollo económico catalán hecho desde Madrid”. (...)

Al día siguiente, domingo, día 7, nos llamaron a las ocho menos cuarto de la mañana. Un monje había ido golpeando con los nudillos las puertas de las celdas, diciendo “bon dia” o “buenos días”, según parece, adivinaba si era catalán o castellano el ocupante. En realidad yo ya hacía rato que me había levantado. Las celdas son individual­es. Una cama con su mesita adosada, una crucecita moderna encima, armario ropero empotrado, lavabo con espejo, pequeña estantería, mesa con lámpara, silla y sillón. La ventana da sobre la entrada de la abadía. Se ve un ciprés.

Fuimos bajando a desayunar. El hermano hospedero ha hecho chocolate deshecho. Se desvive sirviéndon­os. Hay mermelada, café, leche, mantequill­a... A las nueve empezamos de nuevo. Hay gente que llegó y marchó, y otros que van viniendo.

Esta vez, el ponente es Josep Benet. Perspectiv­as jurídico-políticas. Habla del doble pensamient­o de los políticos catalanes, cuando los hubo. Luego, y entre tantas cosas, dice o habla de la interpreta­ción marxista de la Historia, que sólo la concibe bajo la lucha de clases. Benet se muestra muy contrario a esta tesis. Existen luchas de pueblos, aparte de luchas de clases. Ambas luchas pueden ser utilizadas políticame­nte, y se utilizan, y su utilizació­n es de todos los matices, incluso adversos. Insiste en el genocidio catalán, queriendo dar a entender que fue uno de los motivos que motivaron el Alzamiento, y se quiso transforma­r el idioma catalán en un patois, en un idioma estrictame­nte familiar. Hay numerosos documentos que lo prueban. Serrano Súñer preconizó eliminar el idioma catalán porque era enemigo de España; si lo hubiera sido el castellano hubieran hecho igual. El problema nacionalis­ta catalán no es sólo idiomático. Se podía haber hablado en Cataluña en castellano y la cosa hubiera continuado igual. Se trata de herencias —lo

catalán— difíciles de sacarse de encima.

(Esto que sigue supongo fue de las intervenci­ones. Y a lo mejor algo del párrafo anterior, igual.) De cara a una España democrátic­a y socialista se agravarán los problemas nacionalis­tas —gallego, valenciano, vasco, hasta canario, aparte de catalán—. La burguesía catalana nunca fue separatist­a, no puede serlo puesto que le preocupa el poder vender sus productos en el resto de la Península.

A las once interrumpi­mos el coloquio para que los que quieran puedan ir a la misa conventual. Creo que van casi todos, excepto Castellet. Yo fui a comprar unos recuerdos y luego fui al templo, donde ya iba la misa bastante adelantada. Curioseé. (...)

Cuando habló Pujol lo hizo largo rato, más de lo permitido, pero como era muy interesant­e lo que decía y centraba ciertas cosas o problemáti­cas se le consintió que continuara. He aquí algunos extractos: “La inmigració­n andaluza que llega no puede ser comunidad andaluza si se queda aquí; será comunidad catalana. Hay que tener voluntad de salvar al país”. Siguió explicando magníficam­ente en torno a esa voluntad del país lo que se ha hecho, lo que han hecho, aunque haya sido de tipo nacionalis­ta solamente y no concretame­nte revolucion­ario. Las dos grandes fuerzas catalanas son sus obreros y su nacionalis­mo.

Miércoles, 10 de julio

Ruiz Giménez: Se siente optimista dentro de ese pesimismo que a todos nos es común, porque existen grupos muy formados en todas las regiones españolas con ganas de hacer una España al ser-

vicio de todos. Señala unos proyectos a hacer en corto plazo antes de lo que él llama el día D (la caída del franquismo). Entre estos proyectos está el hacer un libro histórico de enseñanza ecuánime, y otro de informació­n auténtica sobre Cataluña. Después, y contestand­o a mi pregunta sobre la incógnita del inmediato porvenir político de España, señaló que si en los próximos cuatro años ocurre ese día D, vendrá la monarquía de don Juan traída por la mayoría de los capitanes generales. Si este día D se retrasa, es posible una rebelión de coroneles, a lo Grecia, por decirlo así. (Luego, y hablando conmigo, decía que ni en ese último extremo se sentía del todo pesimista, pues unas circunstan­cias ambientale­s de tipo internacio­nal entrarían en la cuestión.)

Rodas, en una pequeña intervenci­ón que le pidieron, señaló que él era de origen inmigrante. Su abuelo era madrileño y tocaba el piano en los cafés. (Creo que sus apellidos son Rodas Pérez.)

Giralt: Señala la importanci­a de la inmigració­n. Y repite lo de Pujol. La obligación que tienen de integrarse a una nueva comunidad, puesto que en la suya no pueden hacerlo. La venida del inmigrante a Cataluña viene condiciona­da por una reacción a la integració­n, ya que incluso aquí se hallará con un idioma y unas normas políticas no del país catalán en sí, sino del país que ostenta el poder central, cosa esta que no ocurre cuando vas a Francia, a Alemania, etc., pues allí tendrás que acomodarte a ellos

enseguida y lo mejor que puedas para poder subsistir. No sé cómo hace alusión a una anécdota que contó antes Maurici Serrahima y que voy a explicar aquí. La contó cuando Benet dijo que ya le gustaría que en España hubiera habido una sola cultura, fuese catalana o castellana, es igual, y un solo idioma, pero si circunstan­cias históricas habían condiciona­do así el país, éramos fruto de ellas. A Serrahima, y a este propósito le decía parece que Claudio Albornoz: “¿Pero usted no cree que sería mucho mejor una España con una sola cultura y un solo idioma?” Y Serrahima le contestó: “¿Y usted no cree que sería mejor una España llana en lugar de una montañosa, con unos ríos más aprovechab­les de lo que lo son

ahora? Si las cosas no son así hay que adaptarse a su realidad”. Giralt también habla de convencimi­ento de la unidad nacional de los catalanist­as, o sea, que creen en esa unidad de las distintas nacionalid­ades para formar una España democrátic­a.

Castellet: La desconfian­za de los catalanes respecto a los castellano­s, contrariam­ente a lo que piensa o dijo Coll Alentorn, es absoluta. (Coll aclara que cuando habló antes, se refería a una confianza a nivel personal, como ocurría en aquel momento con el grupo

Cuadernos para el Diálogo.) Sale al paso de lo que Pujol había dicho, respecto a la participac­ión de una burguesía catalana en este nacionalis­mo catalán, de que todas las editoriale­s catalanas, todas, se habían hecho con dinero burgués, habían sido fundadas por la burguesía no franquista, que de alguna parte hay que sacar el dinero cuando no se tiene. Pero estas editoriale­s se mantenían no sólo con este dinero, sino con el trabajo de unos intelectua­les y unos brazos obreros.

Comín: Contestaba a Cuatrecasa­s, que ya no estaba allí, pero que anteriorme­nte y en su intervenci­ón había hablado de los intelectua­les y la clase media como los más representa­tivos en la lucha política actual, o algo así. Sin embargo, dice Comín, quienes pasan por los Tribunales de Orden Público son los de Comisiones Obreras, pero en mucha mayor proporción que los estudiante­s y la clase media. Comín hace una defensa obrera a ultranza. Él se ha integrado completame­nte a Cataluña. Está casado con una catalana [Maria Lluïsa Oliveres]. Pero su familia no solamente no se ha integrado, sino que es contraria a Cataluña. (Se refiere a padres y hermanos, en cierto modo de tradición fascista.) En Tarrasa, la Guardia Civil, compuesta por gente de Soria y otras provincias castellana­s, carga contra las manifestac­iones obreras con verdadera saña, porque se les ha dicho que más que obreros son catalanist­as, y arremeten contra sus paisanos. Lo mismo ocurrió cuando la manifestac­ión de los curas, el régimen le dio un carácter catalanist­a, para desvirtuar­la, que no tenía.

A una clase obrera no se le puede exigir nada, por noble que sea, en nombre de la pérdida de su empleo. Un obrero no

puede ir al pacto del hambre por unos ideales nacionalis­tas. Sin embargo, el 11 de septiembre, la gente obrera asistió a dicha manifestac­ión; en cambio, el 30 de abril, la burguesía no.

Luego Comín habla de un humanismo político a tener en cuenta, fideliano y guevarista.

Jueves, 11 de julio

Recalde, y creo que por lo de Pujol, o por alguna aclaración que Pujol le pidió, hace una explicació­n algebraica que yo no sabré explicar tan certeramen­te como él. Están los catalanes-catalanes, por decirlo así, que son los catalanes uno; luego ‘los otros catalanes’, que son los catalanes dos; ambos forman una comunidad catalana que

son los catalanes tres. En realidad, primero se empieza por defender a los catalanes uno, y para colaborar a su desarrollo económico se admite dos. Pero los catalanes tres salvarán la nacionalid­ad catalana revolucion­ariamente. Peces-Barba matiza lo dicho por Recalde y Comín. Rechaza o matiza ese hombre nuevo que Comín fundamenta­ba en Guevara.

Serrahima volvió a repetir lo de su inmenso contento por esta reunión y dijo algo que creo cogí al pie de la letra y que me gustó mucho porque encierra una enorme capacidad de crítica sobre sí mismo y de admisión de los demás: “No

voy a hablaros de mi modo de pensar tantas veces revisado por mí mismo”. Vilaseca cerró el acto, si así puede decirse, o los actos, dando las gracias a los amigos de Cuadernos para el Diálogo.

Antes de marcharnos de Montserrat, el monje que asistió a estos coloquios, y que era uno de los monjes biblioteca­rios, nos enseñó la biblioteca a Comín, Parés y a mí. Creo que hay 200.000 volúmenes. Tienen una copiosa bibliograf­ía de nuestra guerra. En una sala han puesto estantes de hierro o acero que se mueven automática­mente por un motor y que al poderse ajustar herméticam­ente unos estantes con otros tienen doble capacidad, en lugar de quince estantes han podido poner unos treinta, creo.

Viernes, 12 de julio

Viene una mujer vecina a que le haga una recomendac­ión para encontrar piso, pues le han dicho que tal y tal. En fin. Vive en el número 62. El piso no es de ella. Paga tres mil pesetas de alquiler mensual y dio treinta mil pesetas de fianza a la dueña, que creo vive en la plaza de España. Ahora, la dueña necesita el piso y le pide que se vaya. Le devuelve las treinta mil pesetas y con ellas busca una nueva vivienda. Su marido trabaja en Fomento. Tienen tres hijos y dos hombres a dormir. Con lo que pagan esos hombres deben pagar o ayudarse a pagar ellos el piso. (Parece que estos hombres pagan ciento veinticinc­o y ciento cincuenta pesetas. Supongo que será semanalmen­te.)

Domingo, 14 de julio

Esta mañana di una vuelta por los vertederos de basuras. La peste es impresiona­nte. Toda la montaña está como trastocada. Ya no queda una brizna de hierba, un resto de campo. Hay nuevas carreteras. Los camiones de basuras suben en caravana. Luego se colocan en batería y descargan los desperdici­os. Los basureros amontonan los materiales que deben aprovechar, sobre todo plástico, piezas grandes. Hay un guardia civil, con tricornio de paño verde y visera. Aquello es el reino del desperdici­o. Cerca de Las Banderas hay una fila de recipiente­s para la basura. El hombre que cuida de ellos se enfada con una mujer porque el cubo de los desperdici­os lo trae lleno de agua. El paisaje es lunar. Por uno de los caminos sube un viejo con un carrillo lleno de barras de hielo.

Junto a Can Clos, arrancando casi de la vía del tren, han hecho una especie de autopista, por donde suben los camiones de basuras. Hay una fábrica de grava. Can Clos también se ha transforma­do con los nuevos pisos.

El miércoles, con Huertas Clavería, estuve en el cementerio, donde las obras de casas para muertos llevan el mismo ritmo vertiginos­o que las de los vivos. También quisimos ir a la playa de Can Tunis, pero ya no existe. Todo son fábricas y almacenes, entre ellos de gas natural.

El paisaje, desolador, de campos, la mayoría abandonado­s, secos, ralos y salvajes, está cruzado por infinidad de carreteras. Las casas de payés se baten en retirada. Las barracas nacen por los sitios más escondidos...

Lunes, 15 de julio

En las barracas al lado del cine Capri compran el pan seco a 2 pesetas el kilo. El fortín del Polvorín está cada día más derruido. Aun parece que vive una familia, no sé si guardana, en él. Lo que yo llamaba fábrica de grava, a la entrada de la autopista de Can Clos, parece que son garajes para los camiones de las basuras. En la cantera Safont, donde vivía la Antonia, están haciendo un complejo polideport­ivo. El solar frente a la escuela donde va Paquito lo están llenando de escombros y tierra. Todo es ruido, polvo, desbarajus­te, derriban para edificar, destruir para construir.

Esta casa es un oasis contra esa vorágine. De todos modos, vivimos en una atmósfera demasiado contaminad­a.

 ?? ARCHIVO ?? Junto a Pujol, Benet y otros líderes políticos en la manifestac­ión del Onze de Setembre de 1977
ARCHIVO Junto a Pujol, Benet y otros líderes políticos en la manifestac­ión del Onze de Setembre de 1977
 ?? ARCHIVO ?? Candel en una manifestac­ión del 1 de mayo de 1987 y portada de su libro ‘Els altres catalans’
ARCHIVO Candel en una manifestac­ión del 1 de mayo de 1987 y portada de su libro ‘Els altres catalans’
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 ??  ?? Candel estuvo en 1968 en Montserrat en un ‘Diálogo de culturas’
Candel estuvo en 1968 en Montserrat en un ‘Diálogo de culturas’
 ?? ARCHIVO ?? El escritor Francisco Candel en una fotografía de los años cincuenta
ARCHIVO El escritor Francisco Candel en una fotografía de los años cincuenta
 ??  ?? Entrevista­do por Montserrat Roig en el programa de TVE ‘Personatge­s’
Entrevista­do por Montserrat Roig en el programa de TVE ‘Personatge­s’
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ARCHIVO Benet y Candel elegidos senadores en las elecciones de 1977
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P. MADUEÑO / ARCHIVO Con Jordi Pujol en el 2005

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