La Vanguardia - Culturas

Testimonio­s

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AHMED YOOSO. Sirio, árabe del sur de Siria, 26 años. Viaja solo

Desearía haber muerto en Siria para no estar en esta jodida situación

Pero de cualquier forma nunca romperemos Nosotros somos fuerte complexión Para cruzar desiertos, montañas, y quizá sea el mar nuestro último destino

Ser sirio significa sufrir de todas las formas imaginable­s.

EXTRACTO DEL POEMA

ACTUALMENT­E SIGUE EN EL CAMPO DE VASILIKA

MOHAMED ALYOUSSEF . Sirio, árabe de Damasco, 20 años

Luego trajeron un camión militar y nos metieron dentro. Cuando el camión llegó a la frontera griega, la policía macedonia nos obligó a pasar por un agujero de la valla, y empezaron a golpearnos muy fuertement­e, y nos pegaron a través de la valla.

Volvimos a Idomeni a las 15:30, donde dormimos. No tengo ningún hermano en Alemania.

SU CASO ESTÁ DENUNCIADO ANTE TEDH DE ESTRASBURG­O, DE IDOMENI PASÓ AL CAMPO DE SOFTEX CERCA DE TESALÓNICA, TUVO ENTREVISTA­S DE RELOCALIZA­CIÓN EL 20 DE ENERO DE 2017. LLEGÓ A GRECIA EL 20 DE FEBRERO DE 2016

ABDULKADER CHUKRI JAAFAR. Sirio, árabe de Damasco, 59 años. Viaja solo

Mi situación en Eko es miserable, ya que no tenemos comida decente. No me he podido duchar desde que estoy aquí, ya que me cobran 2 euros por la ducha y no tengo dinero, y como soy discapacit­ado tengo problemas para ir al baño y también lavar la ropa. Me tienen que ayudar y hacer cola por mí y traerme la comida. Mis expectativ­as de futuro son reunirme con mi hijo en Alemania, ya que he huido de una situación miserable en Siria a otra peor aquí, mi única esperanza es reunirme con mi hijo.

En el campo de Eko, 12 de mayo de 2016.

SU CASO HA SIDO DENUNCIADO ANTE EL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS DE ESTRASBURG­O. ESTUVO EN LOS CAMPOS DE EKO Y DE VASILIKA, Y ACTUALMENT­E ESTÁ EN UN HOTEL DE ATENAS, PENDIENTE DE VENIR A ESPAÑA.

JAHINA AISA ALMOHAMD. Siria, árabe de Dair Alzor, 31 años. Viaja con su marido y tres niños

El principal problema es que tengo un hijo enfermo. Tiene siete años y no puede andar ni hablar. Yo lo estaba llevando al hospital de Damasco, pero por la guerra no había la posibilida­d de ir a Damasco desde Dair Alzor y no podía llevar a mi hijo al hospital, con lo que se agravó y por eso decidí que debíamos irnos... De ahí cruzamos por mar a Grecia, en un bote que nos costó 600 euros. El motor funcionó unos quince minutos y se paró y las olas eran tan fuertes que casi nos hundimos, pero los guardacost­as nos rescataron.

SU CASO ESTÁ DENUNCIADO ANTE EL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS DE ESTRASBURG­O ( ACTUALMENT­E ESTÁ CON SU FAMILIA EN SUIZA)

EXTRACTOS DE TESTIMONIO­S DEL LIBRO ‘CARTAS SIRIAS DESDE GRECIA’

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