momentos intensos
El personaje ha cosechado gran cantidad de polémicas a lo largo de los años. Los puntos comementados a continuación son una muestra de las distintas percepciones que suscitó la figura de Eugeni d’Ors en los diferentes ámbitos en que actuó.
1. La lucha por el noucentisme era la lucha por la armonía, que es –López Picó dixit en 1907– la augusta perfección del ritmo y del equilibrio. Xenius, desde La Veu de Catalunya, es el adalid con una prosa conceptuosa, hábil y sabia, que a Joan Maragall no le gustaba en exceso, porque estaba alejada de su ideal de espontaneidad y del papel creador de la lengua. A finales de 1906 el poeta le pregunta a su gran amigo Josep Pijoan: “Llegeix La Veu? (…) Em temo que l’Ors acabarà escrivint en francès”. (P. 127)
2. Una dimisión polémica. El Sol da a conocer su dimisión como director de Instrucción Pública de la Mancomunitat el 6 de enero de 1920. El día 8 aparecerá su última glosa en La Veu de
Catalunya. Se desatan las acusaciones –también las adhesiones– hacia el hombre que había dominado la cultura barcelonesa (secretario del Institut d’Estudis Catalans, profesor de la Escuela de Bibliotecarias, director de los Quaderns d’Estudi, director del Seminario de Filosofía y Psicología...) Entre los ataques, el libro de Javier Varela recoge el de Joan Manyà, teólogo y magistral de Tortosa, en el que felicita “a tota Catalunya per l’eixida del Sr. D’Ors. Som molts el catalans que ens hem dedicat a estudis filosòfics i sentíem vergonya de que les buidors extravagants del Sr. D’Ors fossin la representació oficial de la filosofia de Catalunya”. (P. 203)
3. Bajo el retrato de Franco. El 7 de enero de 1938 se funda el Instituto de España con una evidente intención propagandística. El lugar elegido para la inauguración fue el Aula Magna de la Universidad de Salamanca, con un retrato enorme de Franco en el testero y bajo dosel. En el estrado lucía Eugeni d’Ors el uniforme de las FET y de las JONS con originales aditamentos. En un pasaje de su intervención afirma categórico: “El nuevo imperio ha invitado a los intelectuales españoles a colaborar en su obra y el poder de las armas queda desde hoy desposado con la inteligencia”.
4. Disfrazado de Goethe. Madrid, 1947. Aurora Lezcano, marquesa de O’Reilly, era vecina de don Eugenio, que vivía en el caserón que ocupaba el número 1 de la calle Sacramento, antiguo palacio de Revillagigedo. Durante el carnaval se presentó disfrazado de Goethe en el baile organizado por Aurora Lezcano. Ésta recordará aquel día en un artículo publicado en La Vanguardia Española (28/IX/1954), tres días después del fallecimiento del maestro: Vestía un frac azul con chaleco rameado, medias blancas y zapatos con hebilla de plata, y llevaba rizado su cabello blanco. Estaba tan natural que un asistente al sarao apuntó: “El maestro, que siempre se siente un poco Goethe, hoy va disfrazado de Eugeni d’Ors”.