Los olvidados del arte catalán
Una denuncia del pintor Joan-Pere Viladecans
En todas las culturas ocurre algo parecido: una larga lista de olvidados, de creador es, de todas las prácticas, que se quedan en la periferia, que viven y trabajan en un estado de irrelevancia que no se corresponde con la calidad intrínseca de su obra. La cuestión se agrava en países como el nuestro en que, al parecer, hay espacio para pocos. Una cultura potente lo es por su diversidad, no por un sentido unilateral y excluyente donde no hay competencia. El éxito, la relevancia y la proyección, para muy pocos. Esta es la intra historia del arte catalán de los últimos 50 años en que un comisaria do en la sombra, pero implacable, de Tàpies y su entorno ha planeado sobre la plástica de nuestro país. Un secreto a voces. El arte catalán so metido a un ca non, al parecer, inapelable: de Taüll a Tàpies pasando por Gaudí, Miró… y después la nada. El vanguardismo catalán en una única figura. Anatemizados los del Da u al Set, Cuixart, el insólito Ponç, el poeta C ir lot… van quedando, poco a poco, al margen artistas que nunca sabremos, de haber tenido una mayor visualización, adónde habrían llegado. A Ràfols-Casamada, Hernández Pi juan y sobretodo Guinovart, al que se le yuguló su salida internacional, se les relegó aun con descendiente, e injusto, orden secundario. Clavé, en su auto exilio, nunca fue tenido en cuenta como el gran pintor que era. El círculo Tàpies jamás toleró el más mínimo antagonismo .¿ Inseguridad, ego, u horror pato lógico a la competencia? Una ambición en detrimento de todo un colectivo.
Más tarde llegó la confrontación con los jóvenes conceptuales, con el Grup de Treball, mientras defendía al confuso grupo Trama ideo- log izado por Jimén ez Lo santos. Y los artículos sangrantes contra un Dalí agonizante. Y los ataque sal os pintores figurativos y neofigurativos de Santos Torro ella. Brossa, cómplice fiel de aventura, fue, ya en las postrimerías, ninguneado por habérsele ocurrido hacer esculturas, y ex posiciones :“tú lo que tienes quehaceres escribir ”. Y las reticencias explicitadas ante un Bar celó emergente. Y …¿ Tanto desasosiego en un artista que lo tenía todo?
¿Cómo una sociedad artística fue tan dócil a una élite de esta tus privilegiado ?¿ Cómo críticos, comisarios, artistas, galeristas, editoriales( pregunten a La Polígrafa) sucumbieron alas imposiciones? Sucedió en un largo periodo y el mantenimiento de la hegemonía fue adaptándose. El antifranquismo cultural (PSUC) necesitaba un artista de prestigio en el mercado internacional, y el coqueteo, que se fue disolviendo con la llegada de la democracia, fue útil para otorgar patentes de catalanidad, progresismo y vanguardismo. Dicho de otro modo: para excluir o imponer nombres. Sobreentendidos e insinuaciones que, en tiempos oscuros, son probada mente eficaces. Con las instituciones reinstauradas la presión para que el arte catalán tuviera un solo representante
oficial fue en aumento. Premios, re conocimientos, honores… a quien auto asumió la tan clara, alta y noble función notarial de toda una época. Las muestras de cultura catalana en el extranjeros e sucedían e igual que ocurría en el Macba desde su fundación, el implacable: este sí, este no.
¿Sin tanto dirigismo, nuestra plástica, hubiera sido la misma? ¿Más potente? En todo caso una gran parte de nuestra pintura sería más visible, catalogada y clasificada. Y más plural y diversificada. Y menos extensa la nómina de olvidados.