Cada casa, un mundo
Arquitectura Primera entrega libresca de las críticas del periodista LlàtzerMoix, que analiza proyectos significativos de los últimos diez años
De todas las artes, es quizá la más desconocida por el público y la que nos afecta más directamente. Contemplar la no cuesta dinero y sin embargo no siempre se incluye en los itinerarios turísticos, más allá de lo meramente icónico. Es la arquitectura, el arte que más incide en nuestras vidas desde el momento en que moramos en casas, pueblos y ciudades. Desvelar sus entresijos y darla a conocer al gran público es uno de los trabajos que ha ocupado al periodista Llàtzer Moix (Sabadell, 1955) desde que en 1985 una noticia sobre un proyecto de Richard Meier en Barcelona vinculara su firma en La Vanguardia al mun
do de la arquitectura. Desde entonces, no ha parado. Autor de obras como La arquitectura milagros a (2010) o Queríamos un Calatrava (2016), Moix esa día de hoy un rara avisen el mundo periodístico, donde la crítica de arquitectura en la prensa de información generales in frecuente.
Unas elección de este trabajo periodístico se recoge ahora en la colección Palabra y pais aje (Àmbit ), cuyo tercer tomo firma el autor. Bajo el título De lo extravagante a lo esencial, el libro reúne 64 críticas escritas entre el 2007 y el 2016, justo desde antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, y donde Moixilus tras u concepto delo quede bese runa buena crítica :“Debe ser muy clara ala horade explicar las decisiones que toma el arquitecto ante el programa de necesidades que le presenta el cliente ”.“Hay que detallarlas dos o tres decisiones principales quede terminan luego la configuración, el aspecto ola organización del edificio. Eso puede explicar al lector porqué el edificio es como es y no de otra manera”. El autor señala como extravagantes obras como el Palacio de Congresos de Calatrava en O vi e do o el Parasol de M ayer en Se villa ,“obras desmedidas y no muy acertadas, que hacen menos bien que mal a las ciudades donde se alzan, desde mi punto de vista ”. El libro refleja este extremo, el llamativo, pero también el más esencial, los proyectos más desnudos y reducidos al mínimo. Y, en medio, algunos autores-artistas, “francotiradores ”, en descripción del periodista, que van a la suya, que reivindican la arquitectura no adjetivada, es decir, atenta a los valores esenciales de la disciplina, y reivindican por tanto la arquitectura sustantiva, en laquee la u torno se auto anule ”.
Son casi diez años de críticas en las que emerge además una generación de arquitectos que obligados por la crisis hacen de la necesidad virtud. Con un promedio de edad entre 40 y 50 años, “trabajan con un ideario diferente en el que importa tener gran control del proyecto, de los materiales, del proceso de construcción, asegurándose deque e le dificioseráb aratono sólo en el momento de la construcción sino en el mantenimiento ”. Una manera de trabajar que casa más con los gustos deMoix, admirador de la arquitectura ligera, esencial y desmaterializada de la firma Sanaa, con base en Tokio. Yes que considera que “un edificio que se inaugure hoy es un recién llegado; el mundo hace muchos años que funciona y el último que llega, en principio, no lo tiene que hacer chillando, tiene que llegar siendo consciente del o que hay e intentar su mar, sin avasallar ”.