Casas con vida interior
Placidez e inquietud en los cuadros de Pere Torné
Pere Torné Esquius (Barcelona, 1879-Flavacourt, Francia, 1936) fue conocido como el“pintor de interiores ”, y efectivamente una parte muy importante de su producción se centra en los espacios domésticos, comedor es, dormitorios, salones, jardines interiores. Una obra singular y personal muy apreciada en su momento pero que cayó casi en el olvido tras su muerte, hasta el punto de que tuvieron que pasar varias décadas has taques ele dedicar ala primera monográfica. La exposición que ahora le consagra el MNAC constituye la primera en un museo público y una ocasión ano perder separa conocer unos cuadros tan alejados de las temáticas habituales en este país.
Por las mismas fechas en que Torné Esquius empezó a pintar sus cuadros de interiores, los artistas nórdicos ya habían convertido elgé- nero en una de sus señas de identidad. Carl Larsson, Fanny Brate o Han naPauli desde Suecia, CarlHolsoe y Vilhelm Hammershøi en Dinamarca hicieron de estos espacios un reflejo de la vida doméstica, escenas repletas de trajines familiares, niños que juegan al escondite, muchachas que disponen el servicio de mesa, ensayo sal piano. En los interiores del artista catalán sin embargo no hay presencia humana, resulta desasosegante como las cosas toman y se apropian de los lugares de sus propietarios ausentes. ¿No hay vida? Sí la hay, la suya propia. Al margennuestro.
Dos de los cuadros de la exposición muestran sendas habitaciones en París. Se diría que se trata de variaciones sobre una misma vista: el techo abuhardillado, la ventana de tipo ventiluz ligeramente abierta, el papel pintado del apare den los mis-
mos tonos amarillo-verde azulado. Un escenario más forma le nunca so, la cama hecha, las zapatillas recogidas; siempre la mesita de noche, la jofaina y el jarro con flores: no son espacios tristes. P ere Torné se había instalado en 1905 en París; un año antes había presentado en una exposición colectiva en la Sala Parés de Barcelona algunos de los dibujos que darían lugar a su obra más conocida, Els dolçosindretsde Catalunya.
Formado en la Llotja de Barcelona, donde coincidiría con Pablo Picasso, muy pronto empezó a tomar parte en exposiciones e iniciarse en la ilustración, incluidas canciones y cuentos infantiles. Serían justamente las ilustraciones las que le proporcionarían la mayor parte de sus ingresos gracias alas colaboraciones con diferentes revistas y periódicos franceses, En 1910 sus dibujos a tinta de diferentes rincones de la geografía catalana, los interiores a pluma, detallistas como si de un inventario de bienes se tratara, fueron publicados enelvolumen Els dolços indrets
de Catalunya, con prólogo de Joan Maragall, convertido rápidamente en referente estético del noucentisme y ahora en ejemplar de coleccionista. Los originales se dieron por perdidos hasta que las investigaciones para producir esta exposición permitieron localizar al menos quincedeellos.
Entoldados de fiesta, fachadas de casas, de iglesias, claustros, escalinatas que conducen aun aplaza o una ermita, fuentes, arcos, jardines, bancos en el parque o contra la pared de una casa: estampas que recorren unos lugares en los que se intuye una existencia dulce, como su nombre ya anticipa, y sin embargo no hay nadie en ellos para certificar que así es.
Enlazadas directamente con las estampas, las pinturas de interiores recogen estas escenas y las amplían. Torné, pese a su residencia en París, volvía regularmente a Barcelona, donde exponía sus cuadros y los vendía a coleccionistas particular es. No son obras de grandes dimensiones, no casaría con su carácter recogido; su producción es una singularidad, como lo fue toda la trayectoria del artista. Pere Torné practicó el paisajismo, se interesó también por el mundo del circo, por el imaginario infantil –deliciosas las tablas de la exposición con escenas de juegos destinadas a la decoración de un cuarto de niños–y cultivó la temática erótica, con desnudos y atrevido s posados. Pero uno se queda con esos interiores que llenan de inquietud al espectador; una inquietud que no nace de la tristeza, sino al contrario, de que pese a ala ausencia de figuras humanas las casas sean hogares, el fuego que arde en las chimeneas calienta las estancias y abriga al gato que duerme ante ellas y las flores se mantienen frescas en los jarrones. Simplemente las cosas no nos necesitan.
El catálogo de la exposición recoge una cita del crítico Santos Torro ella, para quien el carácter del pintor era inseparable de su obra: “Se produjo siempre de un modo un tanto retraído y marginal, como ausente en el solitario mundo que tempranamente eligió como ámbito más propicio para ensoñaciones y de vane os ”. Resulta de lo más acertado.
El volumen ‘Els dolços indrets de Catalunya’ recoge sus dibujos de rincones y estancias populares